Darío Ovelar Marecos Gómez es propietario del emprendimiento “Entre Harinas”, ubicado cerca del centro de Luque. Pero su historia no siempre fue así. Oriundo de Iturbe, vivió una infancia difícil, marcada por la ausencia de su padre y el maltrato por parte de su madre.
A los 13 años decidió escapar de esa realidad y se mudó a Luque, donde se quedó en casa de unos parientes. Allí comenzó su camino en el mundo de la panadería, vendiendo pan trincha en bicicleta por toda la ciudad con una canasta grande. Posteriormente, ingresó a trabajar en diferentes panaderías como ayudante, con horarios extenuantes que implicaban jornadas nocturnas y madrugadas para luego salir a vender los productos.
Se convirtió en padre a los 18 años por primera vez con el nacimiento de su hija Fabiana Marecos, quien heredó su talento por la panadería y confitería. Luego llegarían dos hijos más.
Esfuerzo y dedicación a sus hijos
Hoy, a sus 46 años, continúa trabajando en una confitería en la capital, donde ingresa a las 05:00 de la mañana y sale a las 13:00 horas. Luego, se dirige a su propio local “Entre Harinas” en Luque, un sueño cumplido que comparte con su hija Fabiana, donde se turnan para atender y elaborar sus productos, desde alfajores de maicena hasta elaboradas tortas de repostería.
Para Darío Marecos, ser padre es como ser un superhéroe: “Dar todo por los hijos para que no les falte nunca nada. Son mis hijos y siempre los protegeré y cuidaré”. Su deseo es que sus hijos estudien, trabajen y sean buenas personas. Y en este Día del Padre, celebrará rodeado de ellos, su mejor regalo en la vida.
Fabiana Marecos, su hija, expresa su profundo agradecimiento: “Gracias a él tengo mi emprendimiento y siempre le estaré agradecida por esa oportunidad y por enseñarme todo sobre la repostería. Mi papá es excelente. Estoy muy orgullosa de él, tiene un corazón enorme. Todo lo que soy es gracias a él”.
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La historia de Darío Ovelar Marecos Gómez es un recordatorio de que la paternidad va más allá de los lazos sanguíneos, y que el amor, el esfuerzo y la determinación permite sobrellevar las dificultades para salir adelante en uno de los retos más grandes del ser humano, que es la crianza de los hijos.