La situación que viven los pobladores de zonas inundadas por las constantes lluvias de las últimas semanas es calificada de “desesperante”, ya que no solo los caminos están clausurados, sino que el agua está dentro de las viviendas y las víboras y otras alimañas salen en busca de lugares secos y se instalan en rincones de las casas. El pronóstico no es alentador y el Gobierno se limita a proveer víveres, en algunos casos, en mal estado.
“La Gobernación nos asistió con tres kilos de víveres hace unos días pero ya están terminando, ahora esperamos que la Secretaría de Emergencia Nacional llegue con ayuda. Es desesperante”, comenta un poblador que tiene el agua hasta en el dormitorio.
Otro hombre que cuenta con algunas cabezas de ganado lamenta la situación y comenta que las patas de las vacas se pudren en el agua, porque no hay lugares secos para que puedan estar. “Se pudren, sufren, mueren y tenemos una gran pérdida”, relató.
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El distrito de Tacuaras, en Ñeembucú, a unos 200 kilómetros de Asunción, se encuentra aislado, sus pobladores salen en canoa desde sus patios y los comercios ya están desabastecidos.
No cuentan con canales de desagüe ni caminos de todo tiempo. “Hacen rutas sin canales de desagüe y nos dejan bajo agua”, comentaron.
Aseguran que el Gobierno se burla de la ciudadanía
“El Gobierno nos da víveres, pero en la primera tanda todo descompuesto. Es una burla para la ciudadanía, pero nosotros le damos poder al ir a votar por ellos, después suben para enriquecerse, no para gobernar. La sociedad tiene que hablar y debatir”, comentó otro de los afectados.
Sin clases desde hace semanas
La mencionada localidad se encuentra aislada no sólo por el agua que ya está dentro de las casas, sino que los alumnos no pueden asistir a clases por falta de caminos y todo está bajo agua.
Los docentes se ingenian para que no se pierdan tantos días organizando grupos de WhatsApp, ya que la señal de internet en la zona es casi nula, por lo que las clases virtuales no son una opción.
Cuando hay casos de emergencia deben salir en canoa hasta donde se pueda, luego caminar en medio del agua, donde ingresan hasta la cintura en algunos casos, apeligrando sus vidas.