Entre tejas y enormes vigas de madera que son parte de la construcción de un pabellón de dos salas de clase, juegan, saltan y corretean niños y niñas de la escuela Talavera Richer de Lambaré, donde los padres ya habían advertido sobre este riesgo antes del inicio de clases.
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Las actividades escolares comenzaron el 23 de febrero y, tras una semana, varios de los materiales de construcción permanecen en la entrada de la institución educativa, que cuenta con más de 350 alumnos matriculados este año.
El director de Obras de la Municipalidad de Lambaré, José Ruíz, se había comprometido a resolver el problema insistiendo con la empresa. Fue durante una reunión con mamás del centro educativo, el 9 de febrero pasado.
La empresa constructora adjudicada en Talavera Richer es COG emprendimientos S.A. por valor de G. 532.746.598. La firma tiene como representantes legales a César Ortíz Gaona y a Lucas Villalba.
La arena lavada, varillas de hierro y ladrillos sí fueron retirados del patio para el primer día de escolaridad, pero todavía quedan materiales desperdigados en algunas zonas que además lindan con la cantina, muy frecuentada obviamente por los niños.
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Intentamos comunicarnos con el director de Obras de la comuna local, José Ruíz, pero no atendió nuestras llamadas.
El intendente de Lambaré, Guido González había comentado a ABC el viernes pasado, que casi todas las obras escolares con dinero del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) están por terminarse, salvo en Talavera Richer.
“Ahí tuvieron que demoler todo y van a construir un pabellón nuevo, es más compleja la obra”, justificó.