El arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis de la Santísima Asunción, cardenal Adalberto Martínez, emitió un importante mensaje hoy. Se basó en la familia cristiana y depositó toda su fe en que todavía es una alternativa para sacar al mundo de un atasco de barro y desaliento. Alentó a que se cultiven los valores que hicieron feliz a “aquella familia de Nazaret”, en referencia a José, María y Jesús.
En parte de sus palabras durante la misa de acción de gracias por este fin de año enfatizó que la familia es una institución humana central que ha evolucionado profundamente. “Es transmisora básica de identificación humana y cristiana, a pesar de muchas deficiencias y dificultades internas y externas. Puede ser el puerto seguro, la fortaleza desde la cual se enfrenta a una sociedad deshumanizada, al desarrollar el sentido de la vida y de la persona”, agregó.
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Insta al Estado a que fortalezca a las familias con las tres “T”
El titular de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) expresó su alegría porque en el Paraguay varias instituciones del ámbito público se han declarado provida y profamilia, pero que es necesario dar otros pasos.
Sugiere que haya una defensa de la vida en todas sus etapas, creando las condiciones para el fortalecimiento de la familia con el acceso a tierra, techo y trabajo, las tres “T” que menciona el papa Francisco.
“Podemos mencionar también otros ejes de necesidades en las familias, el acceso a la salud integral, a la educación integral, a la alimentación integral. Podríamos llamarlas las tres `I`”. Pidió coherencia de las autoridades cuando dicen que defienden la vida y la familia. Por ejemplo a que tengan coraje, generosidad y patriotismo para lograr el bien común para todos.
“Esa defensa de la vida y de la familia encuentra pleno respaldo en la Constitución Nacional y en las leyes de la República. Se trata de cumplirlas y hacerlas cumplir”, resaltó.
Llamó al Gobierno a dar atención integral a las futuras madres
Martínez se dirigió al Gobierno y todos sus componentes: “Todas y cada una de las futuras madres deben recibir una atención especial e integral del Estado en términos de políticas públicas para que, en el momento de la concepción de un hijo, tengan las condiciones espirituales, psíquicas, afectivas, físicas y materiales que le permitan desarrollar una vida digna, plena y feliz”, subrayó.
A su parecer, si la futura madre no accede a sus necesidades básicas como educación, salud, alimentación, afecto, protección y seguridad, entre otras condiciones, el niño en su vientre estará sufriendo las privaciones de su madre y no recibirá lo que necesita en términos de capacidades físicas y espirituales. “Estará sancionado a repetirse el círculo vicioso de la pobreza”.
Puso en relieve que urge implementar la ley de la primera infancia, dotando del presupuesto adecuado a las instituciones encargadas de su aplicación.
Recordó problemática del feminicidio y maltrato a niños y adolescentes
En relación con otro drama social manifestó que no se puede seguir tolerando ningún tipo de maltrato y de abuso contra las mujeres que, muchas veces, terminan en feminicidios. “La familia tiene que ser un lugar seguro para los niños, los ancianos, los discapacitados y las mujeres. El Estado tiene la obligación de amparar sus derechos y promover la protección social integral para sus miembros más débiles”, recalcó.
Recordó a los miles de niños, niñas y adolescentes desaparecidos y que se necesita un esfuerzo interinstitucional coordinado, serio y perseverante para abordar con eficacia la problemática y detener este flagelo.
Hizo un llamado especial a ser conscientes de que hay abuelos y abuelas, que viven solos. “Los invito a la realización de un gesto concreto para abrazar a los abuelos. Reconocemos que tenemos instituciones que lo hacen dándoles cobijo especialmente a los desamparados”, señaló.
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En este contexto, cerró su mensaje en la fiesta de la Sagrada Familia, con la invitación a remover todos los obstáculos que enfrentamos para ser una familia como nación, con las letras de Canción de Paz, que es un himno a la comunión de los paraguayos y que regaló al que monseñor denominó como un gran compatriota Ernesto Báez:
“Hermanos de raza, marchemos unidos, sellemos un pacto de unión nacional, para que esta tierra libre e independiente un feliz destino pueda conquistar. Dejemos de lado rencillas caseras, que nos ilumine nuestra tricolor, así nuestros hijos vivirán mañana en tierra bendita de paz y de amor. Paraguayos todos de adentro y de afuera, que el olvido apague si existe el rencor y ya nadie piense en una venganza, sino en la bonanza que trae el perdón. Borremos del mapa el odio y la intriga, toda indiferencia y desigualdad”, concluyó el cardenal haciendo referencia a los dichos de Báez.