El objetivo de toda bicisenda es el de convertirse en infraestructura segura para quienes se mueven en bicicleta. En cuanto deja de ser un espacio seguro para circular pierde automáticamente su razón de ser, y se vuelve apenas una franja de asfalto sin sentido.
Es lo que pasa por ejemplo sobre la calle Iturbe, donde los automóviles estacionan o circulan peligrosamente, y por eso los ciclistas no se molestan siquiera en intentar usarla, ya que saben que no es un espacio seguro, y no podrán pedalear más que unos metros sin encontrarse con un obstáculo o un riesgo.
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Y es lo que comienza a pasar con la bicisenda que corre desde el centro de Asunción hasta la calle Madame Lynch. En varios tramos la arena se acumula. También las piedras, las ramas, incluso hasta trozos de vidrio. Es un tapiz de escombros que se extiende por varios metros, difícil de surcar e incluso riesgoso.
Salir de la bicisenda es un riesgo, quedarse también
Por ese motivo, muchos ciclistas especialmente aquellos que no utilizan mountain bikes (o bicicletas de montaña, en español) se ven obligados a apartarse de la senda delimitada y señalizada como vía de uso exclusivo para ciclistas.
De este modo, infringen el Reglamento de Tránsito que dispone que donde exista una bicisenda o ciclovía quienes circulan en bicicleta están obligados a utilizarlas. El artículo 206 de esta norma señala: “Siempre que, en forma contigua a una vía de tránsito, se haya establecido un camino o senda para bicicletas, los ciclistas transitarán por él y no usarán la vía general de tránsito”.
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Pero dado el mal estado de las sendas en algunos puntos específicos, si no se apartaran, los ciclistas corren el peligro de derrapar y caer al piso, ya que las bicicletas urbanas no están preparadas para sortear el terreno escabroso.
La construcción de los primeros 31 kilómetros de bicisenda que van de San Lorenzo y de Luque a Asunción es un proyecto que tiene un costo de US$ 800.000 que provienen en un 100% de una donación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), según informaron los responsables de AMABICI.
Es decir, la obra no tuvo costo para los asuncenos ni para la Municipalidad de Asunción, de la cual es responsable el intendente Óscar “Nenecho” Rodríguez.