Ante los hechos de violencia, surgió el proyecto de la implementación de “mochilas transparentes” en las instituciones educativas del país. Ante ello, la defensora pública Lorena Segovia indicó que remitieron al Ministerio de Educación un memorando sobre la iniciativa.
Indicó que en la nota indicaron que desde la Defensa Pública se ponen a disposición para integrar una mesa de trabajo y participar en la construcción de las medidas necesarias contra la violencia en la niñez y adolescencia.
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Mochilas trasparentes violan el derecho a la intimidad
“Propusimos una serie de acciones que consideramos atacan el problema de fondo. Consideramos que tomar una medida como la de las mochilas seguras podría ser con intenciones positivas, pero en la práctica podrían generarse mayor violencia y vulneración del derecho a la intimidad que tienen los niños, niñas y adolescentes”, planteó.
Agregó que por ello sentaron una postura, sobre todo para proponer posibles acciones a ser implementadas no solo en colegios, sino también en coordinación con el Ministerio de Salud y en toda la comunidad educativa. El objetivo es hacer un trabajo interinstitucional, con profesionales psicólogos y psiquiatras.
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Las sugerencias de la Defensoría contra la violencia:
- Realizar un diagnóstico de riesgos, con participación de los alumnos: La defensora Segovia explicó que todas las instituciones educativas tienen diferentes necesidades y se deben hacer consultas para ver las prioridades de cada escuela y cada colegio.
- Trabajar con el Ministerio de Salud: Recomendaron hacer un trabajo en conjunto con los psicólogos y psiquiatras de cada zona del país para llegar a los colegios más lejanos.
- Implementar actividades para mejorar la participación de las familias: Según la defensora, se deben fomentar actividades recreativas para mejorar el diálogo dentro de las familias, para que se genere una confianza dentro de las casas.
Medidas a largo plazo
La defensora consideró que la violencia es distinta en todas las instituciones educativas, por lo cual insistió en que estas recomendaciones, si bien son a largo plazo, son soluciones reales.
“Las acciones que podemos llevar adelante los adultos no consideran el punto de vista de los niños y adolescentes; las realidades son distintas, consideramos que lo primero que se debería hacer es reunirse con el alumnado para obtener información cierta respecto a cuáles ellos consideran que son las circunstancias que los están exponiendo a mayor violencia y, a partir de ello, establecer medidas consensuadas y particulares para cada colegio”, puntualizó.
Finalmente, insistió en que la violencia impacta de muchas maneras en la niñez y no solo se trata del maltrato físico. “Hay otras formas de violencia estructural que rodean a la niñez y es importante que se determinen en cada lugar. Este es el camino largo, pero consideramos que es el camino que se debe recorrer si queremos llegar a soluciones de fondo”, sentenció.