En la zona de Fortín Ávalos Sánchez, departamento de Boquerón, trabajadores de comunidades indígenas realizaban trabajos de limpieza de malezas cuando se toparon con lo que serían balas de morteros sin detonar y que corresponderían a la Guerra del Chaco.
Tras encontrar los objetos, los trabajadores llamaron a las autoridades militares del III Cuerpo de Ejército, cuya base se encuentra en la ciudad de Mariscal Estigarribia. Personal experto en explosivos se hizo presente para retirar las artefactos bajo el protocolo de seguridad establecido para este tipo de casos.
Según el registro realizado por el personal militar, las granadas serían de mortero de 81 milímetros. Agregaron en una publicación en redes sociales que tras el traslado bajo el procedimiento de seguridad, se procederá a la destrucción de los explosivos.
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El lugar es conocido porque en el mismo tuvo lugar la Batalla de Saavedra entre noviembre de 1932 y febrero de 1933. Varias unidades del Ejército Paraguayo participaron de la ocupación del Fortín.
Nakayama habla de la importancia de los morteros
Eduardo Nakayama, historiador, explicó que los objetos encontrados en Fortín Ávalos Sánchez se tratan en realidad de balas de mortero y no de granadas.
“Identifico una que corresponde a las famosas Stokes-Brandt adquiridas por el gobierno de Guggiari a sugerencia de la Misión Militar Francesa y que fueron determinantes para las sucesivas victorias paraguayas en el Chaco”, explicó en un tweet el político liberal.
Agregó que se ve el percutor de las balas de mortero intactas, por lo que se deben tratar con mucho cuidado.
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Indicó además que las granadas tenían otra forma, eran de mano y se conocían como “karumbe’i” y eran fabricadas en el Arsenal de Sajonia bajo la dirección del capitán Bozzano.