“No pienso perdonar a nadie, yo no soy nadie para perdonar”, dijo don Silvino Báez, padre de Fernando Báez Sosa, al día siguiente de la última audiencia del juicio por su asesinato. “No le guardo rencor a ese asesino, pero no lo perdono. Acá el único que perdona es nuestro creador,” aseguró el padre paraguayo que junto a su esposa Graciela, llevan tres años pidiendo justicia para su hijo.
“Yo ya perdí todo, no tengo con quién compartir todos mis sueños ni la esperanza de tener algún día unos nietos. Ver a mis hijos convertirse en un hombre responsable”, aseguró Silvino, quien contó como era su relación con su pequeño.
“Era mi amigo, mi compañero, mis momentos más duros de mi vida siempre él estuvo conmigo, con mi mujer”, dijo.
Silvino cree que perdonar sería bueno para encontrar la paz, para vivir tranquilo, pero asegura que hasta ahora, a tres años del horrendo crimen que cegó la vida de Fernando, no le nace.
Como todo padre, Silvino amó mucho a su único hijo, con el que, cuenta, compartían sueños, sueños que hoy están truncados por el crimen. “Estoy vivo pero a la vez muerto”, sentenció.
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El juicio por Fernando Báez Sosa
“Me duele mucho la mentira”, confiesa Silvino. “Las mentiras con las que se quieren defender, culpándole a la gente que trató de ayudar a mi hijo para que pueda seguir viviendo”, dice, no pudiendo entender cómo alguien puede, después de matar a un inocente, echarle la culpa a otros.
“Son unos cobardes enormes con todos los que rodean a esa gente porque tratar de ensuciar a otra persona que quiso hacer algo por otro, por su prójimo, es algo inentendible”.
Durante el juicio, tanto él como su esposa tuvieron que soportan mucho. “Ayer vinieron dos médicos forenses a contar una historia que no tiene pies ni cabeza. Necesitan tanto la plata para venir a mentir ahí en la audiencia, porque no tiene sentido eso”, lamenta.
“Yo creo que ellos son padres también y por un poco de monedas venir a mentir y arriesgar su título, eso es muy doloroso, porque como padre yo no iría a mentir a ningún lugar por una plata que se terminará dentro de dos días, tres días”, señala Silvino, un humilde encargado de un edificio en el barrio de Recoleta de Buenos Aires.
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Fernando Báez Sosa: el dolor de “repetir” su muerte
Cuenta Silvino que para él lo más duro es volver a ver morir a su hijo. “Lo que me hizo mover la tierra fue cuando vinieron la Policía Científica Federal a pasar los videos, cuando vi a mi hijo caer con el primer golpe y trató de levantar la mano como para cubrirse porque veía que venía la patada, eso sí fue muy duro, no sé cómo pude aguantar ahí en la sala para ver todo eso”, relató el padre de Fernando.
Pero la más afectada es su madre, asegura Silvino, quien estuvo a su lado durante todo el juicio y saliendo a la calle para pedir justicia por su pequeno. “Graciela vi que cerró los ojos y no miró al video. Trata de evitar trata de escuchar, pero fue durísimo”, dijo por último don Silvino Báez en conversación con la 1080 AM.