La fuerza de la sangre: Reencuentro madre e hijo, 33 años después

En los años 80′, a Adriana Bazán le habían arrebatado su bebé bajo engaños y lo dieron en adopción. Nunca más volvió a verlo, pero 33 años después, una llamada telefónica cambió su vida para siempre: su hijo la quería conocer. Él vendría de Francia a Asunción para ver a su mamá y todavía sentía temor de que ella no lo quisiera recibir. “Juan”, es el título de una película que cuenta la historia del reencuentro entre una madre y su hijo en suelo paraguayo.

Escena de la película en la que Juan se despide de su madre en el aeropuerto Silvio Pettirossi.Tatiana Condoretty
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El pasado 29 de noviembre, se estrenó en Asunción, en la Alianza Francesa, la película “Juan”, la cual narra la historia de Jean Locqueville, quien fue adoptado en los años 80′ por una pareja francesa que lo llevó a dicho país. En 2017 volvió en busca de su madre paraguaya.

La película, cuya trama conmovió a todos los presentes por su sinceridad y sencillez con la que cuenta la historia, en forma de documental, fue producida por Louise Heem, prima adoptiva de Juan, quien personalmente se encargó de ayudar a su primo a encontrar a su madre, buscando en redes sociales, haciendo llamadas e investigando documentos.

La familia paraguaya de Juan, en la Alianza Francesa, el día del estreno de la película sobre su vida.

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Las escenas en suelo paraguayo, en Asunción y Villarrica, destacan la particularidad y la esencia de nuestra sociedad. Muestran a un hijo “francés” que conoce a su madre, sus hermanos, aprende palabras en guaraní, juega fútbol en la canchita del barrio, va al estadio a ver a la Albirroja, prueba sopa paraguaya, cerveza nacional, se corta el pelo en una peluquería de barrio y hasta se hace pasaporte paraguayo. Una conmovedora historia de amor y perseverancia que resalta la fuerza de la sangre y la importancia de la identidad.

La familia completa de Juan, en el aeropuerto Silvio Pettirossi, antes de su regreso a Francia.

Al finalizar la película, el auditorio estaba emocionado, la mayoría de las personas con lágrimas en los ojos. La sorpresa fue completa, cuando entre el público, se pusieron de pie Adriana, mamá de Juan, y sus hermanos. El público los ovacionó.

“Fue un milagro”

Adriana Bazán, era muy joven cuando estaba esperando a su primer hijo. Vivía en la casa de su madrina, la mujer quien finalmente fue la que hizo todos los trámites para dar en adopción al pequeño, amenazando a la joven y asustada madre, obligándola a firmar los papeles y a guardar silencio.

“Cuando él nació, estuvo conmigo cuatro días en el hospital y cuando volví a la casa de esta señora, mi madrina, fue cuando se llevaron a mi hijo. Mi madrina me dijo que cuando llegue a la casa diga que mi bebé falleció porque yo no iba a llegar con mi bebé. Ella así les dijo a todos en la casa. ‘Así vas a decir’, me dijo. Yo nunca acepté decir que mi bebé estaba muerto. Cuando llegué todos me daban los pésames, pero yo solo bajé la cabeza en silencio y así estuve por todos estos años. Nunca iba a salir de mi boca que él estaba muerto”, relató Adriana en una entrevista para ABC Color.

Durante su estadía en Paraguay, Juan fue a un partido de la Albirroja.

Sobre la película, manifestó: “Me impresionó mucho, me emocioné. Avy’aiterei (estoy feliz). Lloré desde que empezó, fue muy fuerte para mí. En la película, él cuenta cosas que yo no sabía, todo eso por lo que él pasó allá, eso de que él tenía miedo de que yo no le quiera, de que no le acepte”.

“Este reencuentro fue un milagro. Hay que rezar, porque existen los milagros. Este fue un secreto que yo llevaba adentro, solo yo sabía que él existía. Siempre rezaba por él para que esté bien, pedía que ya que no está conmigo, que esté bien. Tenía miedo de que le hayan llevado para tráfico de órganos, ese era mi miedo”, manifestó.

Juan relata durante la película lo importante que era para él conocer su identidad.

Adriana tuvo después otros tres hijos y en el momento en que supo que Juan iba a venir a verla, ella tuvo que contarle a sus hijos. “Me costó mucho decirle a mis hijos que tenían un hermano, pero ellos recibieron la noticia con mucha alegría. No me juzgaron, se alegraron”.

Consultado acerca del mensaje que deja a la ciudadanía con esta experiencia, señaló: “Le diría que no tengan miedo de decir la verdad, de pedir perdón y de luchar por lo que quieren. Quiero decirle a mi hijo que le extraño mucho, que le espero. Quiero tener mi segundo encuentro con él y volver a verle, abrazarle”.

“Me tocó una vena sensible”

Marcos Antonio Bazán, es el hermano menor de Juan, el último hijo de Adriana. Él cuenta que saber que tenía un hermano más, fue una noticia que le hizo muy feliz.

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“Fue una noticia bastante impactante, sentí mucha alegría. Faltaba una semana para que él llegue y fue conmovedor enterarme. Me tocó una vena sensible, algo que hasta ese momento no había sentido. Seguimos hablando con él constantemente, nos conectamos al instante en que nos vimos, durante el almuerzo que compartimos, es mi hermano”, indicó.

Juan y su prima Louise, en Francia. Ella lo ayudó a encontrar a su madre y documentó todo el proceso para hacer la película.

“Lo que aprendí con esto, de parte de mi mamá, es que por más de que el mundo se te venga abajo, siempre va a haber un momento en que vas a volver a ser feliz”, afirmó.

“Vino de lejos para conocer a mi mamá”

Liz Karina Bazán, es la hija de Adriana, quien contó emocionada como fue enterarse de que tiene un hermano que vive en Francia, del cual nunca antes había oído.

“Mi mamá me dijo, así de una forma misteriosa, que tenía algo que contarme. ‘Tenemos que viajar a Asunción y me gustaría que me acompañes’, me dijo. Yo soy muy celosa por ella, y como es madre soltera, le dije: ‘tenés novio’, pero era a mi hermano a quien conoceríamos, contó entre risas.

“Me contó la historia, me dijo que tengo un hermano, llorando emocionada y triste a la vez. Yo le di mi apoyo, le dije que le iba a acompañar, que no le voy a juzgar por no habernos contado antes. Saber que tengo un hermano me dio mucha curiosidad y le dije: ‘¡Tengo un hermano frances!’, bromeó.

“Esta experiencia me deja el mensaje de que tenemos que querernos y aceptarnos como familia. Le agradezco mucho el esfuerzo que hizo Juan para buscarle a mi mamá, vino de lejos para conocernos. Mi mamá se liberó de ese peso que tenía en su corazón, cambió muchos desde que mi hermano apareció en su vida y nos alegró a todos”, afirmó.

La importancia de la identidad

Rosa María Ortiz, de Global Infancia, brindó datos acerca de las adopciones en Paraguay y la importancia de proteger los datos reales de las personas adoptadas, además de lo valiosa que es para una persona, conocer su identidad.

Juan, durante su estadía en Asunción, recorrió la Costanera en su patineta.

“Este reencuentro se pudo dar gracias a que los datos fueron reales, cosa que no ocurrió con los cerca de 5.000 niños que fueron adoptados en los años 90′ y 95′. El derecho a la identidad es un derecho del que se habla poco y es tan importante. Esta historia demuestra que él haya tenido sus datos reales hizo posible que se encuentre con su madre. Muchos han venido a buscar a sus madres biológicas y no han podido encontrarlas, porque cuando se hicieron esas adopciones donde se vendían alevosamente a los niños, se utilizaban datos falsos”, manifestó Rosa.

“Lo que la película nos demuestra es que, si se hace bien la adopción, no se utiliza a una madre en su debilidad para sacarle a su hijo y no hay una funcionaria del Poder Judicial intermediando para esas cosas. Hoy en día, con la legislación actual hay salvaguardas para que estas cosas no pasen. A lo mejor hoy la gente se queja porque es muy largo el proceso de adopción, pero si uno conoce esta historia, si tienen que pasar 90 días para asegurar que se busca a la familia de origen, y no habiendo encontrado, bienvenida una familia de adopción”, indicó.

“Hay como 90 adopciones por año, pero hay más niños que precisan ser adoptados, pero tienen entre 6 a 18 años, y hay unas 130 personas que quieren adoptar, pero esperan niños recién nacidos. Entonces, se está trabajando en cambiar esa expectativa. Si uno quiere adoptar, tiene que abrirse más. Hay más de 100 niños mayores que buscan una familia”, sostuvo.

Rosa destacó también el rol de las familias acogedoras, que prestan sus servicios para recibir a un niño mientras se cumple el proceso de adopción.

Si bien Juan volvió a Francia, no lo hizo sin antes hacer sus papeles para la doble nacionalidad. En su Facebook tiene de portada una imagen de la Costanera y en su información dice: “De: Asunción”.

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