La defensa de la contadora de la Policía Nacional, oficial inspector Carla Evelyn Velázquez Lezcano, y de su marido Rolando Higinio Torres Riquelme, condenados a 2 años y 6 meses y 3 años de pena privativa de libertad, respectivamente, planteó un recurso extraordinario de casación que hasta hoy “duerme” en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.
El ministro integrante de la Sala Penal Manuel Dejesús Ramírez Cándia ya emitió su voto como preopinante. Luego, el expediente pasó a la ministra Carolina Llanes, donde se encuentra desde el pasado 5 de diciembre sin que la misma se haya pronunciado al respecto. Junto con su voto también falta el del ministro Luis María Benítez Riera.
La pareja fue condenada en juicio oral y público en el marco de la causa caratulada “Rolando Higinio Torres Riquelme y Carla Evelyn Velazquez s/ apropiación, estafa, lesión de confianza, producción de documentos no auténticos y producción mediata de documentos públicos de contenido falso”.
La pena para la contadora policial y su esposo fue apelada por la defensa y un Tribunal de Apelación en lo Penal del departamento Central, integrado por Fabriciano Villalba Martínez, María Lourdes Cardozo de Velázquez y Óscar Rodríguez Kennedy, confirmó la pena impuesta por un Tribunal de Sentencia.
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Antecedentes
De acuerdo con los antecedentes del caso, la contadora de Carla Velázquez y Rolando Torres le ocasionó un perjuicio de G. 1.400 millones a Ramón Fretes Fretes, dueño del taller mecánico Clinicarf, donde la policía llevaba la contabilidad y su esposo era el administrador.
Velázquez, cuyo ascenso quedó postergado por su problema judicial que ahora se agrava, presta servicios actualmente en el departamento de Interpol, donde justamente ejerce la función de contadora.
Según los datos, la oficial Carla Velázquez y su esposo Rolando Torres desviaron a sus cuentas particulares unos G. 500 millones que les había dado en cheques el señor Fretes para el pago de impuestos.
Como el matrimonio no pagaba los tributos, la SET multó por G. 900 millones al dueño del taller, quien ni siquiera sabía que le estaban robando.