El Estado carece de un sistema para la rehabilitación de personas adictas

Mientras desde el Ministerio Público y la SENAD muestran números cada vez más altos de operativos e incautaciones de drogas en Asunción y ciudades de Central, el sistema estatal carece de una política que apunte a una rehabilitación real de las personas adictas. Lo que se tiene es un programa que ayuda a la desintoxicación, pero por unos días.

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CAPITULO III

Estado ineficiente

El sistema paraguayo no tiene un programa de rehabilitación para las personas que caen en la adicción. Tiene, sí, un sistema que ayuda a los adictos a lograr desintoxicarse.

Se trata de un programa que funciona en el Centro Nacional de Prevención y Tratamiento de Adicciones de Asunción, donde la capacidad es limitada. Apenas una veintena de camas para atender a los pacientes en un proceso que dura cerca de tres semanas.

En todos los barrios de Asunción y Central hay distribución y consumisión de todo tipo de drogas.

Mientras, los otros números aumentan. Prácticamente cada semana, agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) y del Ministerio Público hacen operativos en Asunción y Central con decomisos de drogas.

“Nosotros pedimos a las unidades fiscales que nos presenten resultados de operativos. Y se hacen al menos dos por semana. ¿Me dirán, es poco, es mucho? Lo que sabemos es que es insuficiente” dice claramente el fiscal adjunto de la Unidad de lucha contra el Narcotráfico, Marcos Alcaraz.

La SENAD reporta 105 kilos de cocaína, más de 35.000 kilos de marihuana y 9 kilos de crack decomisados, además de 600 personas detenidas en poco más de 600 operativos en los últimos años realizados en Asunción y Central, referentes al microtráfico.

Descentralización

El doctor Manuel Fresco, director del Centro Nacional de Prevención y Tratamiento de Adicciones, asegura que es necesario apuntar a la descentralización del sistema de atención para las personas adictas.

Fuente: SENAD.

“Se tiene que incrementar el gasto en prevención, que es bastante escaso. También se debe incrementar el gasto en tratamientos. Este es el único hospital de internación de salud pública de todo el país, y es insuficiente” asegura Fresco.

Añade que se tiene que lograr que en cada hospital departamental haya un sistema de atención especializado para las personas adictas.

“Nosotros insistimos mucho en el concepto de atención primaria, que están en las Unidades de Salud Familiar (USF), que son los dispositivos que están en territorios más cerca de los barrios, y que tienen que tener la capacidad de hacer el diagnóstico precoz y el tratamiento” dice Fresco.

El fiscal Alcaraz dice que desde el punto de vista penal, el Ministerio Público hace lo que corresponde, en cuanto a investigaciones e imputaciones de las personas involucradas en el tráfico de drogas al menudeo.

Operativos en aumento

Datos del Ministerio Público indican que en el 2020, en el área Metropolitana, la Fiscalía hizo 125 procedimientos y en el 2021 un total de 147 procedimientos, todos por casos de microtráfico. “Hay una respuesta del Estado. Es eficaz o no, yo les puedo decir que no. Hacemos lo que podemos pero no es suficiente” añade Alcaraz.

“El problema de fondo es un problema grave de pobreza” señala Ministra de la Niñez y Adolescencia, Teresa Martínez, teniendo en cuenta que los casos que atiende la cartera que dirige respecto a los niños, niñas y adolescentes con adicciones, se da más en familias de condiciones vulnerables.

En ese sentido, Martínez asegura que es necesario un abordaje integral entre todas las instituciones del Estado, algo que también menciona Alcaraz.

La ministra de la Niñez menciona, por ejemplo, que tiene casos de niños y niñas adictos, cuyos padres también son adictos a las drogas, principalmente, el crack.

“Los niños que tenemos en nuestros programas tienen esa situación. El papá es adicto y también la mamá. Tenemos muchos niños huérfanos porque sus padres están en la cárcel, justamente por el problema de las drogas” expone la ministra.

En el hogar Ñemity, el Ministerio de la Niñez y Adolescencia atiende a niños, niñas y jóvenes con problemas de adicción.

Según los datos del Ministerio de Justicia, el sistema penitenciario paraguayo tiene unas 16.665 personas privadas de su libertad actualmente. De esta cantidad, al menos el 5,5% (874) corresponde a mujeres.

El fiscal Alcaraz dice que, según sus registros, al menos poco más de la mitad de las mujeres están condenadas por microtráfico.

Sobre la venta de drogas y los barrios estigmatizados

Para el sociólogo Paulo González, la situación que se da con la venta descontrolada de drogas en los barrios es una señal del fracaso del Estado para dar respuesta a una problemática social.

“Pero generalmente no lo vemos así. Del mismo modo, podemos pensar que es por falta del Estado que el microtráfico existe y se fortalece, pero en realidad, el Estado está presente: a veces reprime, otras veces negocia. Es algo situacional, y todo depende de las relaciones de fuerza y poder” reflexiona González.

Los casos de detenciones en tema de microtráfico se da con frecuencia en barrios populosos.

Dice que, antes que barrios populares, prefiere mencionar el concepto de “territorios de exclusión social” y a partir de ahí, pensar en varios factores que contribuyen a que un espacio social favorezca u obstruya la exclusión.

Señala, en ese sentido, que para el sociólogo español Fernando Gil Villa (2002), las redes de relaciones interpersonales, la estructura física del barrio y también la carga simbólica que acarrea quien vive en estos barrios, son factores importantes.

“Haber nacido o residir en barrios “feos” o marcados por estigmas sociales (‘donde paran los vagos, donde hay tráfico, donde hay delito’), marca negativamente a la persona y puede suponer menos oportunidades, tanto a la hora de hacer nuevas amistades –en términos de capital social– como a la hora de hacer una entrevista para acceder a un empleo formal –en términos de capital humano–.” expone González.

González considera que el espacio físico y las relaciones dentro de éste traduce y crea desigualdades sociales que pueden inducir en mayor medida al delito, la ilegalidad, con la consecuente persecución de crímenes en el marco de un sistema punitivista.

“El problema del punitivismo es que no se centra en los problemas estructurales -por ejemplo, la falta de acceso a derechos- y castiga acciones individuales de las que se desconocen los motivos sociales por los que estos existen” asegura.

“Basta con participar de un día de visita en las cárceles para observar el hacinamiento de personas encarceladas, con una evidente cara de pobreza y exclusión” agrega el especialista.

La venta de drogas ha penetrado en la sociedad paraguaya y ganado silenciosamente las calles y barrios de Asunción y Central.

aldo.leguizamon@abc.com.py

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