El cardenal Martínez fue recibido por una multitud de personas a unas dos cuadras de la Catedral Inmaculada Concepción de María, a donde llegó caminando acompañado de los feligreses.
En la explanada se leyó la resolución municipal N°429/2022 por la cual se le declara “visitante ilustre de Carapeguá al primer cardenal paraguayo”. El oficio litúrgico, que fue celebrado por el prelado Martínez y concelebrado por Mons. Celestino Ocampo, además de sacerdotes invitados de la Diócesis, estuvo dirigido a los “ancianos y enfermos”.
Lea más: Cardenal Adalberto Martínez presidirá segundo día de novenario en Carapeguá
Durante su homilía, monseñor Martínez manifestó que se debe trabajar por una sociedad más justa, y que esa es la tarea de la política y de los políticos. Por eso, dijo que en este tiempo electoral los cristianos “estamos llamados a votar y a elegir libremente de toda coacción”.
Recomendó a “no elegir mal por la plata nomás, porque se paga por el voto”, e instó a los cristianos a saber elegir en las próximas elecciones. Les aconsejó fijarse en la trayectoria familiar, personal, social de los candidatos y cómo se muestran realmente.
Recordó también que uno no se debe fijar “en el color nomás para votar, porque la compra y venta de voto es un pecado”.
“Fijémonos en la coherencia de vida de los candidatos, en especial su compromiso con la familia, porque la familia es un ámbito esencial, es un tesoro universal”, aseguró.
Urge una reforma profunda del sistema sanitario
Durante la santa misa, el cardenal Martínez recordó que el acto de caridad no debe ser un acto esporádico de quienes lo dan, sino que debe convertirse en políticas públicas en el ámbito de la salud.
“Esto requiere impulsar una reforma profunda del sistema sanitario para el acceso universal de la salud en el Paraguay, como un derecho humano fundamental”, añadió.
Lea más: En el Día Nacional del Laico instan a seguir el ejemplo de Cristo como Pueblo de Dios
Recordó también que dentro de esas políticas públicas también se precisa de acceso a las viviendas , a la educación, a la salud, además de políticas para el bien común que brinden a las familias oportunidades para que lleven una vida feliz.
Dijo que ante Dios “debemos evaluar nuestras acciones y muchas veces nuestras omisiones, con los hermanos más necesitados. Paraguay es un país mayoritariamente católico, sin embargo existe inequidad social estructural que mantiene a cientos de miles de compatriotas en la pobreza y en la miseria”.
Recordó que el 11 por ciento de la población de niños- de 1 a 5 años- sufren de desnutrición porque no se han alimentado bien. Se estima que 300.000 paraguayos viven en la pobreza extrema y entre ellos cientos de niños viven desnutridos y son los que sufren secuelas muy serias como trastorno mental y físico.
Abogó para trabajar de modo que en este país productor de alimentos para que no exista un solo paraguayo que tenga que sufrir hambre o que no tenga pan en su mesa, y que no exista uno solo que no pueda compartir su pan y ser solidario con los más necesitados.
Señaló que el grito de “nuestros hermanos pobres clama al cielo y nosotros tenemos la obligación de escuchar y atender ese clamor, porque si cerramos nuestros oídos y no escuchamos el grito silencioso de los desposeídos de la sociedad, estamos fuera del proyecto y de la voluntad de Dios Padre”.
También pidió el prelado cuidar de los ancianos y niños “queremos mirarles con los ojos de Jesús porque son los porteros del cielo”. Además pidió que se trabaje en la prevención “contra la violencia de la mujer, que sufren feminicidios y que son víctimas de tratas de personas con fines financieros”.
.