El Obispo de San Lorenzo, monseñor Joaquín Robledo, presidió la eucaristía en el segundo día del novenario de la Virgen de los Milagros de Caacupé. Inició su homilía recordando que debemos considerar la importante misión de la familia en la Iglesia y en el mundo.
Explicó que la familia es cuna y defensa de la vida y dijo que es un gran desafio mantenerlo.
“Debemos unirnos plenamente a Dios desde la oración con la mirada esperanzadora en el gran acontecimiento que viviremos: la Navidad, el Nacimiento del Niño Jesús, y en segundo lugar, hay que tener presente a los pobres, frágiles y necesitados de nuestra sociedad.
Robledo también se refirió a la ineficiencia e incoherencia de las autoridades actuales, que crean un malestar al deseo de realización y felicidad al que todos estamos llamados, pero debido a la corrupción, este deseo se oscurece y no puede ser.
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El obispo habló sobre la familia cristiana, afirmando que la misma está fundada en el sacramento del matrimonio entre un varón y una mujer, que es el signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su esposa.
Resaltó que el proyecto de Dios es que las familias sean felices por el amor, amándose mutuamente en el margen del respeto, la verdad, la fidelidad y el compromiso mutuo.
Dijo que una familia debe estar conformada viviendo en la verdad y en el amor, dando así vida a los hijos, educando, respetando la vida. Allí está el secreto de la alegría y de nuestra paz en la familia, según aseveró.
Destacó que hoy existen amenazas contra la familia que pretenden destruirla, pues dañan la imagen tradicional de la vida, desde su inicio en el seno materno.
“La vida siempre debe ser defendida, respetada y protegida desde su inicio en el vientre de la madre hasta su muerte natural”, expresó.
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Defender la vida
Ante las próximas elecciones, monseñor Robledo dijo que la sociedad, como cristiana católica, no puede elegir ni debe elegir a candidatos que están contra la vida y contra la familia, porque va contra la Ley de Dios.
“Tenemos que defender la vida. Tenemos que trabajar para que esta situación pueda ser transformada. La familia debe asumir su ser y su misión en la sociedad y en la Iglesia”, enfatizó.
Mencionó que una preocupación que también requiere de nuestro compromiso son los niños, porque ellos son don y signo de la presencia de Dios en nuestro mundo, que aceptan con sencillez el mensaje de la propuesta de la Iglesia, que es el respeto a la vida.
Al finalizar su homilia, pidió a la Virgen de Caacupé que interceda ante su Hijo Jesús por nuestras familias.
“Caminemos juntos con Jesús en familia, escuchando al Espíritu que nos habla, leyendo y reflexionando la palabra de Dios, para buscar y encontrar su voluntad, en nuestras vidas”, puntualizó.