Itauguá: nuevos sacerdotes tomaron posesión de la casa parroquial y celebraron misa

ITAUGUÁ. El nuevo párroco de la parroquia Virgen del Rosario, el padre Celestino Brítez, y el vicario Antonio Vázquez fueron reconfirmados en el cargo por el obispo Joaquín Robledo, de la Diócesis de San Lorenzo. Hoy, ambos celebraron la tradicional misa dominical y luego tomaron posesión de la casa y secretaría parroquial donde se había atrincherado el expárroco de este distrito.

El nuevo párroco, presbítero Celestino Brítez pidió a los fieles a no guardar rencor y a perdonar.
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Tras innumerables e incómodas situaciones generadas por la “desobediencia” del expáorroco Andrés Cardozo, que fue removido del cargo tras 22 años de cuestionada administración, finalmente, el nuevo párroco y vicario de la ciudad celebraron tranquilamente la misa esta mañana, como es costumbre.

El obispo Joaquín Robledo, de la Diócesis de San Lorenzo, reconfirmó en los cargos mencionados al presbítero Celestino Brítez como párroco de la parroquia Virgen del Rosario de Itauguá y al presbítero Antonio Vázquez, como vicario.

Ambos, a menos de siete días de la designación al cargo, el pasado fin de semana habían puesto a disposición del obispo Robledo sus respectivas designaciones debido a la inestabilidad generada por el padre Cardozo y sus seguidores.

Es más, por esta razón, el pasado fin de semana, como nunca antes se vivió, las misas del día sábado y domingo no fueron celebradas por falta de sacerdote.

Sin embargo, Cardozo se retiró de la casa parroquial el viernes último, lo que permitió el acceso de Brítez y Vázquez al lugar de reposo.

Hoy hubo misa

Un templo totalmente lleno se observó esta mañana bien temprano en la parroquia de Itauguá durante la misa de las 8:00, que fue celebrada por los sacerdotes Celestino y Antonio. Ambos fueron recibidos efusivamente por los presentes.

Tras el acto religioso, minutos antes de culminar la eucaristía, el párroco Celestino se dirigió a los presentes y expresó, en el idioma guaraní, su deseo de trabajar con toda la comunidad itaugüeña. “Oración y trabajo” fue su mensaje puntual.

“Vamos a rezar y a trabajar. No seamos tontos y no permitamos la división, porque eso es cosa del diablo, padre de la mentira y les pido a que no nos prestemos a eso. Como dice un pasaje bíblico: no digamos yo soy de Pedro, yo soy de Pablo, nuestro trabajo es para el reino de Dios”, dijo el sacerdote.

Apenado por todo lo acontecido aseguró a los fieles que se seguirá con el trabajo que inició la administración anterior.

“Seguiremos haciendo el trabajo que se venía haciendo. Acá nadie descubrirá la pólvora, sino que seguiremos trabajando por la misma misión que Cristo nos enseñó y vamos a dejarnos de la tontería, no nos prestemos a eso. Acérquense, vamos a conversar y a trabajar juntos”, indicó el padre Celestino.

En cuanto al párroco saliente, pidió a la comunidad a no dejarlo de lado. “Respecto al padre Andrés, no lo tratemos como un leproso, vamos a acercarnos a él y a brindarle nuestra ayuda espiritual y material”, sugirió.

También aconsejó a los presentes a no fanatizarse por los sacerdotes, ya que ellos son pasajeros en cada iglesia que les corresponda administrar. “Si uno es fanático por el sacerdote, comienzan las comparaciones y así no se puede trabajar”, sostuvo Brítez.

La casa y secretaría parroquial necesitan urgentes reparaciones y sacerdotes apelan a la solidaridad de los itaugüeños.

Ayuda para reparaciones

El padre Celestino también solicitó la colaboración de toda la comunidad para refaccionar la casa parroquial, un edificio antiguo, cuyas paredes están resquebrajadas por la humedad, por lo que necesita con urgencia una mejor refacción.

También se precisa óptimo sistema de climatización, renovar la pintura de todas las oficinas y otros compartimientos, así como el urgente arreglo de la cocina y los baños.

“Siempre vamos a recurrir a ustedes y depender de ustedes. Solicitamos a todos que se acerquen a nosotros para ayudarnos a reparar lo que haga falta. Este año del laicado justamente insta a que todos los bautizados y bautizadas brinden su ayuda y estemos unidos para trabajar y rezar, no para criticar”, expresó.

Perdón y sin rencores

El párroco instó a todos a olvidar lo sucedido, a perdonar y sobre todo a no guardar rencor.

“Dejemos de lado el rencor y vamos a perdonar para que podamos trabajar y seguir nuestro trayecto hacia el reino de Dios. Esto es una retroalimentación, ustedes crecen y nosotros también como sacerdotes vamos a crecer aprendiendo de ustedes. De a poco vamos a organizarnos. Ahora vamos a ubicarnos en la casa parroquial y planificaremos”, dijo el párroco.

Sin balance e informes

Tanto el párroco Celestino Brítez como el vicario Pedro Vázquez aseguraron que el párroco saliente, Andrés Cardozo, no entregó ningún balance, inventario e informes sobre la parroquia, el museo parroquial y la secretaría parroquial.

Ambos religiosos, a partir de mañana lunes, comenzarán a realizar los informes respecto a las condiciones en que recibieron la casa parroquial y también harán un inventario de todo lo que contiene el museo y la secretaría.

Además, conversarán con los funcionarios administrativos para saber si los mismos perciben el salario justo y si cuentan con el seguro médico correspondiente.

También verificarán el estado administrativo y contable del templo para comenzar las gestiones para disponer de factura legal. “No podemos nosotros denunciar corrupción y estar en falta”, dijo el vicario.

Fotografía del templo de la ciudad de Itauguá, que se vio envuelto en conflictos durante varias semanas.

Las joyas de la Virgen

Ambos sacerdotes dijeron que respecto a la presunta desaparición de las joyas de oro de la Virgen del Rosario, indagarán sobre la situación actual del caso. Afirmaron desconocer el trasfondo de la cuestión, pero se comprometieron a investigar para darle una pronta respuesta a la comunidad.

Repentinamente, las joyas de la santa habían desaparecido. Se trata de una corona, rosarios, pendientes y otros. Según el expárroco Cardozo, el lote fue entregado al Arzobispado para su resguardo.

Antecedentes

Ante la remoción del cargo, el padre Andrés Cardozo se había atrincherado en la casa parroquial y aseguró que no dejaría el lugar mientras no sea desalojado judicialmente.

Criticó la decisión del obispo Robledo, de removerlo como párroco tras 22 años. Aseguró que no estaba en falta y que podía seguir administrando la parroquia itaugüeña. El obispo lo llamó “desobediente de la iglesia”. Finalmente, sin entregar balance alguno, el pasado viernes abandonó la casa parroquial.

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