El sistema de reciclado utiliza altas temperaturas para romper las moléculas del material y convertirlo en combustible líquido y gas. La materia prima, que puede ser plástico o gomas de cubiertas viejas, es sometido a temperatura de 185 grados centígrados, en ausencia de oxígeno, y mediante un sistema de condensadores ese material fundido se convierte en petróleo pesado, del que se obtiene gasoil y kerosene, y petróleo liviano del que se obtiene nafta y kerosene.
El reactor es un cilindro de hierro con capacidad para 200 kilos de materia prima, ubicado en el interior de un horno de ladrillos, donde es sometido a calor. Este sistema es conocido como “pirolisis”, y consiste en la degradación térmica de una sustancia en ausencia de oxígeno. La sustancia se descompone mediante calor sin que se produzcan la combustión.
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La fuente de calor se obtiene mediante un quemador que utiliza combustible líquido. El mismo material obtenido del proceso de reciclado se puede emplear para retroalimentar a la planta recicladora.
Este no es un sistema nuevo, ya es conocido y aplicado en otros países, refirió el Ing. Aranda. Lo interesante y novedoso del proyecto es que se pone en operación en nuestro país y en una zona donde tendrá un importante impacto para la actividad económica de la comunidad.
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Además de traer beneficio a la comunidad, en generación de mano de obra e ingresos por venta del producto a obtener, tiene un enorme efecto positivo desde el punto de vista ecológico, pues permitirá sacar de circulación gran cantidad de basura que está contaminando el ambiente, como son los restos plásticos y cubiertas, explicó.
El plástico que se emplea para el proceso es el proveniente de los bidones utilizados como envases de productos químicos. Este es un material que abunda en la zona, porque se utiliza en la producción agrícola. Lo mismo ocurre con las cubiertas viejas, que ocasionan un grave problema ambiental por el largo tiempo que lleva su degradación. De las cubiertas viejas se obtiene fuel-oíl, un material empleado para la pavimentación asfáltica de calles y rutas.
La construcción de la planta se realizó con tecnología local. El reactor fue construido en un taller metalúrgico de Encarnación, y toda la estructura de metal del sistema fue elaborada por un herrero de la comunidad, Pablino Almirón Carbajal.
Fase comercial
La planta recicladora se encuentra en las afueras de la ciudad, a unos cinco kilómetros del casco urbano. Para que la planta entre a operar comercialmente faltan los trámites legales de habilitación y permiso ambiental del Mades, explicó Raúl Silvero, director de proyectos de la cooperativa La Misión.
En este momento la planta produce petróleo pesado y liviano, falta el agregado de un destilador para separar la nafta del gasoil, y un equipo para comprimir el gas y convertirlo en GLP (gas licuado de petróleo) que se puede envasar y vender al mercado consumidor.