Francisca Araújo Cáceres, la niña indígena de 12 años, cuyo cuerpo fue hallado en un baldío en las inmediaciones de la Terminal de Ómnibus, el 24 de febrero del 2020, había sido amenazada de muerte por los acusados Lino Gustavo Amarilla Martínez, conocido como Lino’i, y Norberto Óscar Solís Duarte, alias Kurepa.
Esta afirmación provino de la testigo Tomasa Recalde y también de la hermana menor de la víctima, una niña de 8 años, cuya declaración ante Cámara Gesell fue relatada en juicio por la psicóloga María Lourdes Andrada.
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Según las testigos, ambos acusados consumían y vendían drogas en la zona y el motivo de la amenaza fue una intervención policial realizada unos días antes de la desaparición de la niña.
Tras intervención policial, amenazas de muerte
Los acusados las culparon de delación y hablaban a viva voz, haciendo escuchar que las iban a matar (a las dos hermanas) y quemar para que nadie las encuentre. La hermana de Francisca dijo que Lino’i les dijo “Porojukapáta” (las voy a matar), y las persiguió con un cuchillo, inclusive; por lo que tuvieron que ingresar a la terminal para resguardarse.
El juicio está a cargo del Tribunal de Sentencia presidido por Fabián Escobar e integrado por Wilfrido Peralta y Carlos Hermosilla y continúa el próximo miércoles.
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En el primer día del juicio se supo a través del relato de la trabajadora social que entrevistó a familiares de la víctima, quienes le dijeron que la niña se había escapado de su comunidad de Curuguaty en setiembre del 2019 y que vino a la capital del país para buscar a su madre.
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Las niñas quedaron en situación de calle y se sumaron a un grupo de indígenas que viven en las inmediaciones de la terminal, donde la niña Francisca fue asesinada de manera cruel.