Rodeada de sus familiares, amigos y vecinos del lugar, doña Felicita Arévalos viuda de Medina celebró un siglo de vida. La mujer nació el 10 de julio de 1922 en la ciudad de Itá, departamento Central, y a los dos años junto a su madre Margarita Arévalos vinieron a vivir en la compañía Isla Ka’a.
En dicha comunidad su mamá la cuidó y educó hasta los 18 años. Estudió en la escuela Prof. Estanislao Pereira, actualmente Escuela Básica 72 General Bernardino Caballero. Durante su juventud se dedicó a ser profesora particular, y creó una pequeña escuelita en su propia casa ayudando a otros niños a aprender, ya que para muchos era difícil llegar hasta la ciudad.
Lea más: Consejos para vivir 100 años
Es muy querida y respetada en la comunidad, de hecho es considerada la reliquia viviente de la compañía Isla Ka’a. Fue una mujer activa que de a poco fue dejando sus compromisos por la edad. Se desempeñó como catequista y servidora de la comunidad durante un largo periodo de su vida.
A los 18 años contrajo matrimonio con Tomás Medina Salinas, ambos miembros fundadores de la compañía Isla Ka’a. Tuvieron 10 hijos, de los cuales cinco siguen vivos: María Luisa (80 años), Margarita (73), Alfredo (71), Abelina (67 años), Saturnina (65 años). Algunos de sus hijos fallecieron siendo niños y otros ya de adultos. Los hijos que ya no están son Amado (1+), Roque (6+), Augusto (64 +), Pedro Florencio (57+) y Marina (43 +).
Lea más: Colorido festejo de cumpleaños a centenario carapegüeño
Asimismo, a la longeva mujer le rodean 50 nietos, 102 bisnietos y 19 tataranietos. El día de su cumpleaños fue una fiesta popular donde los presentes disfrutaron de un almuerzo compuesto por caldo ava, asado, sopa paraguaya, mandioca y variedad de ensaladas.
Actualmente vive bajo el cuidado de su hija Saturnina, se sostiene por una silla andadora para movilizarse en distancias cortas, está sana y su única dificultad es el problema de movilidad por su avanzada edad, explicó la hija.
La abuela comentó que contar anécdotas de su vida forma parte de su distracción. Además le gusta recitar poemas y disfrutar de la compañía de sus seres queridos. Su alimentación fue y sigue siendo a base de platos tradicionales como locro, poroto, vori vori y so’o apu’a. En su desayunos y meriendas consume leche con tamizado de maíz tostado, maní y coco.
Como postre disfruta de la miel de abeja y evita los productos enlatados o empaquetados. Anteriormente preparaba cecina y cocinaba comidas como chataca, locro tague o ygáu. También se dedicaba a preparar dulce de leche que vendía entre sus vecinos. Recordó que hace 27 años falleció su esposo, don Tomás Medina.