El nulo avance de la fiscalía en torno a la investigación del arribo del avión iraní-venezolano al país es más que notorio. Y es que las denuncias tanto en Paraguay como Argentina sobre el supuesto carguero de la empresa venezolana Emtrasur aumentan las dudas sobre el verdadero objetivo de sus viajes a este sector del continente americano.
Una de las últimas revelaciones estuvo a cargo del presidente Mario Abdo Benítez, quien habló de cirugía en el rostro de uno de los tripulantes para presumiblemente evitar ser reconocido. A esto se suma que los diputados argentinos Gerardo Milman y Cristian Ritondo denunciaron que tres integrantes de esa misma tripulación serían supuestos especialistas en ciberinteligencia.
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La aeronave estuvo por el país entre el 13 y 16 de mayo pasado para llevar casi 80 toneladas de cigarrillos de la marca Ibiza, producidos por Tabacalera del Este SA (Tabesa), propiedad de Horacio Cartes. En tanto, en Argentina arribó el 6 de junio pasado con casi 47 toneladas de autopartes para la empresa SAS Automotriz. En ese país quedó retenido el 8 de junio pasado, tras alertas de inteligencia por vínculos con organizaciones sospechadas como terroristas por parte de Estados Unidos.
En ambos casos las operaciones resultaban llamativas porque parecieran antieconómicas para una aeronave de esas características. La Justicia argentina tomó con la importancia necesaria el caso y está muy avanzada la investigación. Incluso la fiscalía de ese país ya presentó imputación contra los tripulantes del avión iraní.
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No dejan de investigar un solo punto desde la carga hasta antecedentes de la tripulación mediante informes del FBI. La pesquisa argentina encontró puntos más llamativos como un plan de vuelo del 23 de abril último de la misma aeronave pero a nombre de Qeshm Fars Air, además que uno de los principales investigados, el iraní Gholamreza Ghasemi tenía tres credenciales a su nombre.
Muy diferente al manejo en nuestro país que el Ministerio Público se animó luego de 40 días a realizar allanamientos en el aeropuerto Guaraní de Minga Guazú. Pero, todo quedó ahí porque desde entonces no hay más detalles.
Presunto financiamiento de terrorismo
El cúmulo de dudas sobre la operación comercial y el flete del avión de Emtrasur es cada vez más fuerte. Esto, debido a la denuncia presentada por la Secretaría Nacional Anticorrupción (Senac).
Según el documento presentado ante el Ministerio Público la operación comercial para la cual el avión iraní-venezolano fue contratado apunta a ser una simple simulación. Y es que, según la Senac, en la factura mediante la cual Tabesa, propiedad del expresidente Horacio Cartes, registra la venta de las casi 80 toneladas de cigarrillos aparece como comprador final Tabacos USA, cuyos accionistas son Horacio Cartes, Sarah Cartes y Stephen Johnson.
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El gerente de Tabesa, José Ortiz, en reiteradas ocasiones dijo que el comprador final tiene a su cargo la contratación del avión. Es decir, para la Senac y de acuerdo al comprobante, recaería sobre la firma del Grupo Cartes, según la denuncia.
Sin embargo, en la misma factura, existe un apartado que habla de un consignatario final que en ese caso es Tabacal Free Zone, vinculado al Clan Mansur, de Aruba. Este grupo familiar fue ligado años atrás al supuesto contrabando de cigarrillos y lavado de dinero.
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En Argentina la investigación en torno al arribo del avión iraní con una tripulación de iraníes y venezonalos está enfocada en supuestos hechos de terrorismo, su financiamiento u organización. La denuncia de la Senac también hace mención al presunto hecho punible de financiamiento del terrorismo.