El intendente de Asunción, Óscar “Nenecho” Rodríguez, propuso enrejar la Plaza de Armas para evitar nuevas ocupaciones. Mientras tanto, solo le “lavaron la cara” a una de las áreas verdes más importantes de la capital, situada en el microcentro. Actualmente, y desde hace varios años, presenta un paisaje lúgubre, triste y lamentable.
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Este fin de semana, varias familias de la comunidad indígena Ka’a Poty, que ocupaban la plaza desde noviembre pasado, fueron trasladadas hasta el departamento de Alto Paraná y la plaza quedó vacía, pero dejando a la vista el grave estado en que se encuentra.
La Plaza de Armas está ubicada frente al Congreso Nacional y desde hace varios años es punto de encuentro de manifestantes, aunque últimamente, estos decidieron quedarse incluso por meses viviendo en el lugar.
Aunque se instalaron baños públicos por varios meses, las personas hacían sus necesidades en el lugar, cocinaban, hacían fogatas y dejaban todos sus residuos allí. Cuando un grupo abandonaba la plaza, otro llegaba y se instalaba por un largo periodo de tiempo, lo que ocasionaba que la zona no tenga un “respiro” para recuperarse.
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Al igual que esta, otras plazas de la capital están en estado de abandono, enrejadas y convirtiéndose en basureros improvisados, nada tienen de lo que se espera de una plaza, como fuentes, jardines, parques para niños o bancos para sentarse.