Las personas que sepan de gente que está en la calle pasando frío en estos días, puede comunicarse al sistema 911 o al (021) 440 997, y un móvil de la SEN pasará por el lugar donde se encuentra la persona en estado de vulnerabilidad para llevarla al refugio.
En el caso de las personas que por diferentes razones no quieran ir al refugio, de todos modos los funcionarios de la SEN les proveen de colchón y frazada, cocido y panificado, para al menos garantizar que pasen menos frío en la calle.
Si bien por el momento cuentan con un solo albergue, ubicado en la calle Manduvirá casi Ayolas, si llegan a necesitar más lugares cuentan con un espacio disponible en la Arquidiócesis de Asunción, donde se habilitarán 20 camas en caso de urgencia.
Lea: Nombran a nueva secretaria ejecutiva de la SEN
Más de 300 asistidos
De acuerdo a datos proporcionados por el coordinador del albergue, Rubén Cuevas, en las últimas dos semanas se asistió a 338 personas que fueron al albergue, y 62 personas fueron atendidas en las calles. Además, recibieron 129 denuncias de personas avisando que había gente desprotegida en el exterior.
Actualmente, quedan 7 personas en el refugio, que no se retiraron porque tienen problemas de salud y están siendo tratadas.
Del total de personas rescatadas, 370 son hombres y 30 son mujeres. En la calle se entregaron 55 frazadas y 12 colchones.
Lea más: El frío intenso seguirá toda la semana
Reciben atención médica
Mientras están en el albergue, las personas son trasladadas en el móvil de la SEN hasta el Centro de Salud Nº 3, donde reciben atención clínica, se les curan heridas, se les administran medicamentos e incluso acceden a consulta sicológica.
Cuevas comentó que durante los recorridos nocturnos que realizan en las noches frías para rescatar personas, observan muchos fenómenos llamativos, y también dolorosos.
Adicción, abstinencia y otras realidades
Así como hay personas que tienen malas intenciones e incluso intentan asaltarlos, o van al albergue a generar enfrentamientos, robos y violencia, hay otras que hace muy poco tiempo están en las calles, y que sufren mucho más, pues no tienen la experiencia. “Nos encontramos con contadores, pintores plásticos, etc, gente que nos hace preguntarnos cómo terminaron así, y que no están acostumbrados a la vida de calle, sufren”, comentó Cuevas.
A la vez comentó como fenómeno particular, el caso de adultos de la tercera edad que caen en adicciones “después de viejos”. “Hay hombres que en la calle fumaban cigarrillos para pasar el tiempo, y de repente algún jovencito les hace probar droga, y tristemente se vuelven adictos a avanzada edad”, relató.
En muchos casos, contó, los funcionarios se impresionan al ver a personas alcohólicas o adictas sufriendo el síndrome de abstinencia, pues al estar albergadas llevan días sin consumir.
En el refugio las personas en situación de calle son alimentadas con comidas calientes, principalmente puchero, tortilla, cocido negro, con leche, y otras.