Rusia suministra una cuarta parte de los fertilizantes de Brasil, y las sanciones impuestas para castigar a Moscú por la invasión amenazaron con imposibilitar la exportación de esta materia prima esencial. Eso representaba un peligro no solo para la economía brasileña, sino también para la capacidad del mundo de alimentarse.
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Recordemos que meses atrás, el titular del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el argentino Manuel Otero, tras la reunión con ministros de agricultura de todo el continente, había señalado que la crisis desatada por el conflicto bélico en Europa del Este afectó los mercados de materias primas alimentarias, en especial del trigo, los combustibles y el comercio de fertilizantes, insumos claves para la producción de alimentos. Los ministros de Agricultura de 34 países americanos analizaron mecanismos para enfrentar la crisis.
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Aunque los importadores de Brasil ya habían encontrado alternativas parciales, cuando Estados Unidos dijo que el fertilizante ruso no estaba sujeto a sanciones, se facilitó la importación y eso trajo mayor tranquilidad al sector agrícola.