La “vergüenza”, capital del Paraguay

La ciudad de Asunción, “capital de mis amores, de naranjos y sus flores”, presenta la peor imagen en su actual carta de presentación, como lo es el centro histórico. Sus plazas se convirtieron en una hedionda villa miseria, inundadas de basurales y agua servida.

La basura amontonada frente a la invasión chacariteña. Es imposible caminar por la vereda en la zona por el desagradable olor que despide.abc color
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No hay palabras para describir la lamentable imagen de las tres plazas del centro histórico, que se encuentran frente al Congreso, el Cabildo y la Catedral Metropolitana. Una palabra que podría resumir lo que se puede ver es “mugre”.

Hedionda agua servida recorre sobre la baldosa del caminero de la plaza. Así de sucio está el lugar de recreación de los asuncenos.

El 24 de diciembre de 2020, invasores de la calle República, que pasa detrás del viejo Cabildo, perdieron sus viviendas tras un voraz incendio en plena Nochebuena y se colocaron en la plaza ubicada frente al Cabildo. Corrió la versión de que iban a ser “premiados” con casas nuevas y muchos otros oportunistas aprovecharon la noticia y también se instalaron allí a la pesca del regalo. Los mismos siguen allí amontonados, conviviendo con la mugre que ellos mismos generan y la total falta de acción de las autoridades municipales que hace pensar que no se avizora ninguna solución.

La basura apilonada frente al cartel indicador de la calle Paraguay Independiente.

Dos de las tres plazas están ocupadas por chacariteños: la que está frente al Cabildo y la que está frente a la Catedral Metropolitana. Los invasores, no contentos con la ocupación, convirtieron el lugar en un vertedero. Amontonan la basura y otros desechos en las veredas y pasillos, mientras las aguas servidas serpentean entre las chozas de madera.

A la Policía tampoco le interesa la mugre, conste que la Ley que declara el sitio patrimonio histórico señala a la policía como custodio del lugar.

Es lamentable y deprimente la imagen que se observa en el lugar. A muchos de los ocupantes, en cambio, se los ve tomando tereré y aguardando el ansiado premio de los políticos, a costilla de los asuncenos.

La Municipalidad de Asunción es la principal responsable de estos espacios privados a los contribuyentes, porque cobra impuestos para el mantenimiento. Si bien existe una ley que también transfiere la responsabilidad a la Secretaría Nacional de Cultura, está instancia tiene funcionarios solo para calentar sillas y cobrar salarios antes que interesarse por la preservación de los patrimonios históricos.

Indígenas sin tierra

Pero no solo los chacariteños oportunistas están el lugar. Frente mismo al edificio del Congreso están los indígenas que reclaman tierra y víveres al inservible Instituto Paraguayo del Indígena, cuyo titular, el seccionalero Omar Pico, reconoció en su momento que “no sabía nada del negocio” de los indígenas.

Los indígenas convirtieron la plaza ubicada frente a la sede del Congreso en un tekoha.

En esta situación está el centro histórico. La vergüenza es la capital del país. La Municipalidad de Asunción demuestra la inutilidad del intendente Óscar Rodríguez. La Comuna debe despertarse y desalojar a los invasores para devolver a la ciudadanía que paga impuestos por esos lugares de recreación y de descanso.

La basura que generan los indígenas también está a la vista.

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