“El avance de las mujeres y sus luchas trae también reconfiguraciones del discurso machista y patriarcal. Surgen así proclamas sobre una supuesta pérdida de derechos por parte de los hombres, expresadas en algunas actividades y algunos medios de comunicación. No hay, sin embargo, fundamentos sobre cuáles derechos masculinos estarían en riesgo: ¿el derecho a violentar acosando, violando o golpeando?, ¿el derecho a no pasar la prestación alimentaria ante la paternidad?, ¿el derecho a monopolizar el poder político? ¿el derecho a no realizar tareas de cuidados y del hogar? No existe, claramente, tal pérdida de derechos. Sí hay un camino hacia la igualdad que desafía el statu quo de privilegios masculinos que ya no tiene consenso social”, afirma la feminista Lilian Soto.
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Recordamos que el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, es un hito clave en la lucha de las mujeres por sus derechos. En esa fecha se despliegan acciones en todo el mundo y en muchas ciudades del planeta las calles son tomadas por multitudes de mujeres que levantan demandas de igualdad, denuncian violencias y violaciones de derechos y exigen el cese de todas las formas de discriminación por razones de sexo y género. En Paraguay, mujeres de diferentes organizaciones se autoconvocan para actos en las calles desde hace varios años y, desde la segunda década del Siglo 21, a marchas que se han vuelto masivas, en las que se expresa y participa una enorme diversidad del movimiento feminista y amplio de mujeres.
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“El camino no ha sido fácil en la sociedad paraguaya para que las luchas de las mujeres tengan visibilidad y masividad. Sin embargo, a fuerza de persistencia, de argumentos, de organización y movilización, se ha logrado que los malestares de las mujeres causados por la exclusión, la subordinación y la asignación de roles secundarios y dependientes se transformen en fuerza organizativa y movilizadora para el cambio”, señala Soto.
“Para que continuemos el avance y no se produzcan retrocesos, es necesario seguir debatiendo en la sociedad e impulsando la presencia de las mujeres en los espacios de poder de las organizaciones y del Estado paraguayo. Es necesario, además, comprender y valorar que las protagonistas políticas del cambio estén organizadas en los feminismos, un movimiento social y político diverso que impulsa transformaciones profundas. Su presencia y consolidación es la garantía para continuar avanzando. El 8 de marzo conecta a las mujeres, les brinda fuerzas y energías para seguir, coloca el foco de la mirada social en las luchas por la igualdad y amplía el horizonte hacia un Paraguay donde todas las personas gocen de todos los derechos” puntualiza Lilian Soto.