El Internet de las cosas hace referencia a objetos “inteligentes”, como los que ya se encuentran en las casas: Puertas inteligentes, hornos inteligentes, smart tv, etc. En tanto que las comunicaciones máquina a máquina, que permiten intercambio de información entre dos dispositivos a través de Internet, ya forma parte de nuestro día a día, como el caso de los relojes inteligentes que “hablan” con determinados tipos de celulares.
Tras todos estos avances, hoy se habla de la cuarta revolución industrial, pero aunque en países desarrollados hasta las empresas ya están aprovechando el desarrollo digital como estrategia de mayor productividad, Latinoamérica y el Caribe sigue estando lejos de las cifras óptimas en esta materia, pese a que aprovechar las herramientas tecnológicas permitiría mayor crecimiento económico y beneficio de las familias.
Estos son algunos de los temas abordados por Eduardo Mauricio Agudelo, especialista del Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe (CAF) para el sector de telecomunicaciones, en entrevista con Factor Clave, de ABC TV.
–¿Cómo se encuentran América Latina y el Caribe en materia de desarrollo digital y en el aprovechamiento de este tipo de herramientas para su propio desarrollo económico?
–Es bueno entenderlo desde tres perspectivas. Cómo está la digitalización de los hogares en América Latina, cómo está la transformación digital de las empresas del sector productivo y cómo está la digitalización en hogares nacionales como subnacionales. Si uno trata de englobar eso, para tener una mirada objetiva, América Latina se encuentra todavía en un estadio intermedio de desarrollo digital.
En una escala de cero a cien, América Latina alcanza un desarrollo cercano a 42 puntos. Si nos comparamos con economías de desarrollo digital más avanzadas, de la OCDE o de Europa Occidental o incluso Estados Unidos, estamos todavía bastante lejos. Por ejemplo, OCDE alcanza un promedio de digitalización cercano a 65 puntos. Eso no significa que los países de América Latina tengan un desarrollo homogéneo.
Infraestructuras digitales de calidad
Ciertamente hay países que tienen avances significativos y se sitúan por encima del promedio de América Latina, pero por otro lado, también hay un derrotero en materia de avanzar en variables que están generando barreras importantes. Me refiero a políticas públicas modernas en el ámbito de la revolución digital, unas infraestructuras digitales de calidad, por ejemplo, desarrollo significativo en adopción y cobertura en 4G, el despliegue que viene ahora en tecnología 5G, las redes de fibra óptica. Y por otro lado, una condición que es importante es cómo las tecnologías van a contribuir a lo que es la adaptación de los países de América Latina al cambio climático.
–Cuando hablamos de digitalización, a lo mejor nos centramos solamente en la idea de Internet, de telecomunicaciones. Pero en realidad está en nuestro día a día, en lo cotidiano. ¿Qué ejemplos hay a nivel mundial en avances en este aspecto?
–Hoy ya no hablamos solamente en tecnología de información y comunicaciones, hablamos de un ecosistema digital, que precisamente como mencionas, recoge toda esta adopción masiva de estas tecnologías digitales que permean no solamente diferentes modelos de producción, sino también de demanda y de consumo.
Por ejemplo, lo que uno ve es un cambio importante en los modos y formas de producción de bienes y servicios físicos en lo que en el mundo se conoce como la economía de la cuarta revolución industrial, que es este uso de tecnologías disruptivas, como la cadena de bloques o block change, el Internet de las cosas, las comunicaciones máquina a máquina, que permiten generar modelos de producción y de oferta de servicios más eficientes.
Digitalización en Paraguay
En el caso de Paraguay, por ejemplo, (el desafío es) cómo poder transitar a modelos de digitalización de la energía a través de medición inteligente en una empresa de transmisión de energía y de generación como lo es ANDE. Eso implica que los hogares tengan que tener conexiones a Internet fijas para poder romper estos cuellos de botella hacia estos modelos de medición inteligente de energía, que lo que muestra nuestros estudios es que tienen impactos importantes en ahorros para los usuarios en sus tarifas, y adicionalmente permiten aplanar las curvas de consumo. Ese es un ejemplo en materia de producción.
Y en materia de consumo. Ciertamente lo que quizás en general la población identifica como acceso a Internet es el uso de plataformas que permiten el acceso a información a través redes sociales, la comunicación entre diferentes usuarios o empresas, todo lo que tiene que ver con acceso en línea a plataforma de videos como Netflix o el video streaming.
e-Comerce incipiente
Pero también en el mundo y en América Latina viene una transición importante hacia lo que son los nuevos patrones de consumo o portales en Internet y ahí todavía hay mucho espacio por recorrer, y creo que la pandemia ha sido importante en revelar cómo todavía a nivel de comercio electrónico tenemos unos desafíos enormes. Cuando uno mira los porcentajes de comercio electrónico, todo lo que es el comercio minorista, las cifras en América Latina no superan el 3%, muy similar a lo que es Paraguay. Y adicionalmente todo lo que implica el uso de estas plataformas de Internet para el acceso en línea a los servicios financieros. No solamente para la población que ya tiene acceso a Internet, sino también poder soportar modelos de inclusión financiera para población sin acceso a estos servicios.
Uso productivo de Internet en los hogares
Entonces, ciertamente ya no es simplemente tema de redes y telecomunicaciones, que siguen siendo importantes, pero obviamente aquí es la transición importante de cómo los hogares pueden hacer un uso más productivo de Internet, cómo las empresas transforman sus modelos de producción y cómo los Estados usan estas tecnologías no solamente para acercarse al ciudadano para fortalecer los procesos democráticos, sino también para abordar problemas en la región, como la transparencia en las compras públicas. Esos son temas que desbordan el concepto tradicional de redes de telecomunicaciones.
–Si aprovechar la revolución digital aporta mayor bienestar, ¿qué se recomienda a los gobiernos?, ¿mayor inversión, políticas públicas específicas?
–Dado que es un tema transversal, que ya no es del resorte del ministerio de telecomunicaciones, como lo era en el pasado, el primer punto es la inversión. América Latina sigue siendo una región que en términos percápita no está invirtiendo lo que debería para alcanzar estadios de digitalización avanzados. Eso no significa que no haya habido avances importantes en cobertura. Pero la inversión tiene que, de alguna u otra forma, venir del sector privado, y ahí se necesitan políticas públicas que incentiven la inversión.
Por ejemplo, hay todavía muchas asimetrías en lo que es la cobertura urbana y rural; en muchos países de América Latina pueden haber disparidades de 10 a 1 en ese tipo de cobertura. Y eso implica por un lado resolver el cuello de botella a nivel de políticas y de instituciones y de marcos regulatorios que faciliten la inversión del sector privado en estas redes.
El otro punto serían las políticas públicas adaptadas a lo que es la economía digital. Ya estamos hablando de una economía de datos, donde los temas de propiedad de los mismos, de privacidad, de cómo estos datos son de alguna u otra forma almacenados, transformados en conocimientos y en información que permiten tanto para las empresas, los usuarios y los gobiernos una mejor toma de decisiones.
Entonces comienza a abrirse todo un abanico derivado de esas tecnologías en materia de inteligencia artificial, pero que requiere nuevos esquemas normativos y regulatorios importantes no solamente en materia de la privacidad y de la protección, sino también en temas éticos, temas de la interoperabilidad de los mismos.
Nuevas mallas curriculares para formar capital humano
El otro tema que los gobiernos deben tomar en cuenta es la formación del capital humano, y aquí el desafío es importante. Por un lado en los niveles de educación básica, a nivel primario y secundario, la adopción y el uso de las tecnologías digitales en los modelos pedagógicos es un tema importantísimo si queremos situarnos en el mediano plazo en un estadio de desarrollo digital avanzado y sobre todo en lo que es la formación tecnológica, prepararnos en lo que es el futuro del trabajo. Por ejemplo, el rediseño de los modelos curriculares en ese tipo de formación es crítico para enfrentar el uso masivo de las tecnologías por parte de los mercados laborales.
Esto implica todo un apoyo, que nosotros desde CAF venimos dando a los países en los diferentes frentes.