La irrupción de la pandemia del COVID-19 en el mundo, puso una vez más en escena el modo diferenciado en que las crisis impactan sobre las mujeres. Uno de sus efectos indiscutibles es que profundizó las desigualdades de género preexistentes y colocó a muchas en una posición más desfavorable para lograr su autonomía económica, física y en la toma de decisiones.
Estos efectos fueron presentados a través de un destacado panel, exponiendo algunas recomendaciones para el proceso de recuperación, entre ellas la de introducir un enfoque de igualdad de género en el diseño de políticas económicas, de empleo y fiscales; distribuir de modo equitativo entre diversos actores el trabajo no remunerado necesario para el bienestar, visibilizando y valorando su aporte al desarrollo de capital humano y el funcionamiento de las estructuras productivas y construir un sistema de protección social y de cuidados de carácter universal, fortaleciendo el rol del Estado y promoviendo la corresponsabilidad del sector privado.
Dieron apertura al evento el señor Mario Samaja, coordinador residente de las Naciones Unidas en Paraguay y Silvia Morimoto, Representante Residente del Pnud en Paraguay. La presentación del informe estuvo a cargo del investigador Patricio Dobrée, mientras que ofrecieron reflexiones sobre el documento la ministra del Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Carla Bacigalupo; la ministra de la Mujer, Celina Lezcano y María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres.
Durante el inicio, Silvia Morimoto, representante residente del PNUD en Paraguay, expresó que el documento forma parte de las acciones de gestión de conocimiento en el marco de la respuesta socioeconómica ante el COVID-19, impulsado desde el PNUD y que el mismo fue revisado y validado por las agencias del Sistema de las Naciones Unidas en Paraguay: OIT, Unicef, Unfpa y ONU Mujeres.
El investigador Patricio Dobrée, responsable del estudio, indicó que las mujeres son por lo general las más afectadas cuando se contrae el mercado laboral, y a la vez son las que reciben mayor carga de trabajo no remunerado que deben realizar para asegurar niveles básicos de bienestar en el contexto de la crisis. Agregó, además, que es importante conectar las políticas de formación laboral con mecanismos de inserción de mujeres en el mercado de trabajo, de igualdad de condiciones laborales y de conciliación de la vida laboral y familiar con corresponsabilidad social.
Por su parte, Mario Samaja dijo: “Desde ONU Paraguay alentamos a los distintos sectores a formar parte de la discusión, a conversar y canalizar alternativas que permitan a las mujeres, las jóvenes y las niñas acceder a servicios, a oportunidades y disfrutar plenamente de sus derechos”.
La ministra de la Mujer, Celina Lezcano, agradeció al PNUD la sistematización del documento que además de reflexionar sobre las desigualdades y sus efectos, apunta a recomendaciones en función a una agenda de desarrollo en ejercicio de los derechos de las mujeres. Carla Bacigalupo, ministra del Trabajo, Empleo y Seguridad Social, aportó que el ministerio a su cargo ya venía implementando una estrategia decidida a empoderar a las mujeres, a través del trabajo digno, de la defensa de sus derechos laborales y de la capacitación para el trabajo en oficio no tradicionales históricamente para las mujeres.
La directora regional de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, también estuvo presente en el encuentro y agregó: “El cuidado es algo que corresponde a todos. Debemos considerar que el cuidado es un derecho fundamental a cuidar y a ser cuidado. Pero la pandemia profundizó la desigualdad de género con una posición aún más desfavorable para las mujeres”.
El documento alerta sobre posibles riesgos que se podrían presentar para avanzar hacia la igualdad de género y sugiere algunas recomendaciones para afrontarlos. La presentación de las respuestas públicas, los riesgos para la igualdad de género y las recomendaciones se organizan tomando en cuenta los cuatro pilares fundamentales del marco de políticas para mitigar el impacto económico y social de la crisis causada por el Covid-19, basadas en las normas internacionales del trabajo (OIT, 2020 c).: estimular la economía y el empleo; apoyar a las empresas, los empleos y los ingresos; proteger a los trabajadores y las trabajadoras en el lugar de trabajo y buscar soluciones mediante el diálogo social.