Tras la chapucera “rehabilitación” de la ruta Mariscal Estigarribia por parte del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), a finales del 2018, los comerciantes intentaron recuperarse de la quiebra al que fueron sometidos durante los más de dos años que duró la construcción del fallido metrobús, pero hasta hoy siguen sin poder recuperarse.
A lo largo de la avenida abundan los salones vacíos, principalmente por la pésima situación en la que se dejó la principal avenida. Las veredas que hizo Mota Engil, contratista del fracasado plan, ya están en pésimas condiciones, al igual que el asfaltado que tiene hundimientos y baches. Además, la inundaciones en los días de lluvia son un peligro y para los peatones es suplicio cruzar la vía ante la falta de cruces seguros.
“Nosotros seguimos afectados, muchos comercios cerraron o se fueron de la avenida. Los clientes ya no vienen porque no tenemos cruces. Encima que la gente ni puede cruzar la avenida porque por los bloques que se colocaron en el medio. Nos pusieron muros en una avenida céntrica”, lamentó Gladys Mancuello, una de las frentistas del fracasado proyecto del Gobierno anterior.
Asimismo, Mancuello señaló que es una vergüenza que se haya dejado una ruta internacional en las condiciones en la que actualmente se encuentra. “Hasta hoy estamos sufriendo, esperamos que esta avenida vuelva a ser como antes, no puede ser que una ruta internacional esté así. Tenemos desagües cloacales que se hicieron con la obra, y no sabemos donde desembocan estos desechos, no hicieron el tratamiento. Se comieron la plata”, expresó.
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Al mismo tiempo, indicó que con cada lluvia están en zozobra, ya que el agua ingresa a los locales comerciales porque no se hicieron desagües que se requerían. “La lluvia entra a nuestro comercio, nos perjudica hasta hoy día. Esto va a explotar un día con el problema de la cloaca que tenemos”, dijo.
A su turno, Nelson Escobar, también frentista de la malograda obra, dijo que el cierre de varios cruces perjudicó bastante a los comercios. “También, entre otros problemas, está el tema de la avenida que en algunas partes, hacia San Lorenzo, tiene muros que dificultan que los clientes puedan llegar. En otros casos, nos cerraron varios cruces que también dificulta el acceso en móvil. Acá en Fernando solamente tenemos dos cruces de norte a sur y viceversa. Para nosotros eso también afecta el movimiento comercial de la zona”, expresó
Señaló que los comercios más pequeños prácticamente desaparecieron y que la mayoría están bicicleteando sus deudas, porque la pandemia también afectó las ventas. Respecto al crédito del Banco Nacional del Fomento (BNF) que prometieron a los afectados, indicaron que nadie pudo acceder al mismo por las “complicadas” exigencias.
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Fiscalía sigue sin imputar a nadie
A casi cuatro años de la primera denuncia penal presentada, la Fiscalía sigue sin imputar a ningún responsable de la obra del fallido metrobús y los frentistas señalaron que la causa no se investigará y quedará en el “oparei”, si la fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez, continúa en el cargo, a quien acusan de proteger a los responsables de este “robo del siglo” en el MOPC, según afirman.
Las obras avanzaron solo en trayecto adjudicado a Mota Engil, lo que causó un gran perjuicio a la población. El MOPC pagó unos US$ 30 millones a la portuguesa, firma que avanzó apenas cerca del 30% de lo proyectado en el metrobús.
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A esta firma extranjera le otorgaron los tramos 2 y 3 (12 km de la ruta Mariscal Estigarribia y avenida Eusebio Ayala) por US$ 54 millones, en febrero de 2016 (G. 300.417 millones), pero se incrementó 35%, a través de una adenda, llegando a US$ 72,7 millones (G. 403.900 millones). En octubre de 2018, la empresa abandonó las obras y luego demandó al Estado en un arbitraje internacional, que sigue su curso. Pretende cobrar otros US$ 25 millones por los supuestos perjuicios que le causó la obra
En total se desembolsaron unos US$ 50 millones del presupuesto del metrobús incluyendo las consultorías y fiscalizaciones.