Según datos de la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET), el ISC de tabaco ingresó en el año 2020 alrededor de G. 310.000 millones (unos de US$ 45 millones al cambio actual) por un volumen de producción de 2.800 millones de cajetillas. El aporte del sector en términos del ISC representa aproximadamente el 58%, y en relación a la recaudación efectiva total, significa 2,6%.
De acuerdo con los datos de la SET, esa recaudación del ISC en tabaco (US$ 45 millones) se concretó sobre la base impositiva del 18%, y ahora con el ajuste al 20%, se estima un ingreso adicional de US$ 3 millones.
Si bien se destaca el hecho de que el sector tabacalero es un gran aportante del fisco, queda cierta duda en cuanto a si realmente está aportando todo lo que debería. Esto considerando las tasas impositivas en ISC que están pagando las empresas en los demás países de la región.
Un informe de Cepal revela que Chile es el que más aporta en ISC al tabaco en América Latina, con una tasa del 89%; le sigue Argentina, con una tasa del 80%. Por su parte, Ecuador mantiene una tasa del 74%; Venezuela, 73%; Brasil, 68%; Uruguay, 65%; Perú y Colombia, 49%; Bolivia, 39%; mientras que Paraguay, con este último ajuste, apenas 20%. Organizaciones de salud a nivel internacional recomiendan ajustes impositivos altos en tabacos y otros productos que son considerados nocivos para la salud, como una forma de desalentar el consumo.
Sin embargo, el consumo local es relativamente bajo en Paraguay, si se consideran los 6,7% de toda la producción (190 millones de cajetillas), en tanto la exportación (los envíos legales) llega solo al 15% (400 millones de cajetillas aproximadamente), por lo que se mantiene latente la duda sobre la comercialización y destino de unas 2.200 millones de unidades, que se presume salen del país ilegalmente, sobre todo hacia el destino Brasil.
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Debería subir como mínimo al 35%
La Lic. Alba Talavera, del Colegio de Contadores del Paraguay, recordó que durante la discusión de los puntos de la reforma tributaria, se llegó a plantear la necesidad de aplicar tasas más elevadas a este rubro, considerando las recomendaciones de los organismos internacionales relativas a la salud.
“Se llegó a plantear una tasa del 33% durante el análisis de la Ley 6380/19, y no se logró por obvios motivos políticos. Finalmente quedó con un techo de hasta 22% para aplicar”, recordó Talavera.
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Dijo además que el próximo gobierno debe plantear cambios en esta línea principalmente y que se llegue a un 35% como mínimo, teniendo en cuenta que los países vecinos tienen tasas impositivas por encima del 50%. Agregó que este ajuste es necesario por dos razones, la primera porque va contribuir con las recaudaciones del fisco, tan necesarios en estos momentos para destinarlo a salud y educación, y por otro lado, va desalentar el tráfico ilegal a países vecinos (contrabando).
Cuidar la producción
A su vez, la Lic Lilian Torres, experta tributaria indicó que si se pretende subir el impuesto al tabaco para desalentar el consumo, y el contrabando, también habría que analizar en cómo podría perjudicar a la producción, y las recaudaciones, ya que estas empresas son grandes aportantes del fisco.
La profesional dijo además, que habría que extender la vara a otros productos también nocivos a la salud, como son las bebidas alcohólicas y otros.
Se debe transparentar y diferenciar el consumo local
El analista Amílcar Ferreira opinó que ciertamente el impuesto del cigarrillo que tiene Paraguay es muy bajo comparado con la región y el mundo, y que se debería apuntar a sincerar y diferenciar impositivamente lo que es para consumo local, de lo que es para exportación.
Según Ferreira, esta industria tendría que realizar exportaciones formales con impuestos bajos si quieren incursionar en el mercado internacional. “El problema es que se vende localmente con un impuesto muy bajo para que luego cruce la frontera de contrabando a países vecinos” dijo.
Añadió que es preciso diferenciar lo que es el impuesto para ventas locales , lo cual debería ser bastante más alto en línea con lo que se aplica a la región, mientras que el impuesto a la exportación formal debería ser cero incluso, ya que la intención no es matar la producción, sino precautelar el consumo interno por normas de salud. “El paso que debería dar esta industria es participar del comercio internacional, venderle a países vecinos o de otras partes del mundo, pero vía exportaciones formales, no por la vía del contrabando como se da en la práctica”, apuntó. Agregó que el problema es que la producción de cigarrillos local se vende en Paraguay pagando impuestos que son entendidos como para consumo local, pero que luego ingresan de contrabando al Brasil.
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“No podemos mantener un esquema mentiroso que aplica un impuesto bajo para la venta local, cuando en realidad, tienen otros destinos que no figuran en los esquemas legales. Es algo que algún momento Paraguay tiene que corregir, ya que genera una mala imagen país”, afirmó.