Los sicarios internacionales Víctor Álvaro Roca Vargas, de 46 años, quien es boliviano de origen japonés, y Cristhian Picha Ricaldi, de 24 años, boliviano pero también con documento peruano, fueron imputados ayer por los fiscales Carlos Maldonado, Gedeón Escobar y María Irene Álvarez por los hechos de homicidio agravado y hurto agravado.
Es con relación al crimen del empresario Mikhael Vasilievich Legotkin, de 42 años, nacido en Kazajistán, pero que era conocido como ruso.
Los dos extranjeros fueron capturados por la Policía el viernes de mañana en el aeropuerto Silvio Pettirossi de Luque, cuando iban a devolver el automóvil Volkswagen Gol alquilado con el que se movilizaban desde que llegaron a nuestro país el 22 de enero pasado.
El director de Investigación de Hechos Punibles, comisario general inspector César Silguero, y el jefe del departamento de Homicidios, comisario principal Hugo Grance, explicaron ayer en conferencia de prensa algunos detalles de la pesquisa que, al menos para ellos, se cerró auspiciosamente con la detención de los asesinos internacionales.
Cronología del caso
Según los datos, Víctor y Christian se quedaron el 22, 23 y 24 de enero en una casa situada en la calle Pizarro del barrio Republicano de Asunción.
Después “desaparecieron” durante casi una semana, hasta que el 30 de enero alquilaron una casa en el barrio Las Garzas de San Antonio, donde montaron su “PC”.
El 2 de febrero, fueron en taxis hasta el motel Casa Blanca de Emboscada, perteneciente al kazajo al que tenían que matar, donde alquilaron las piezas 7 y 8, respectivamente.
En la madrugada del 3 de febrero, llamaron a la recepción denunciando una falla en la cañería de uno de los cuartos. Cuando el kazajo fue a revisar, los dos bolivianos lo atacaron con tanta brutalidad que quedó casi inconsciente.
Con su víctima dominada, los dos matones se tomaron el tiempo de limpiar la escena con productos que ya habían llevado consigo, lo que da a entender que se trata de asesinos profesionales que casi no dejan rastros.
Al amanecer, alzaron al kazajo en su propia camioneta, una Toyota Rav4 negra, en la que lo llevaron directo a la casa de San Antonio, donde lo dejaron en el baño, sin comida ni bebida.
Posteriormente, Víctor fue a abandonar el vehículo de la víctima en Villa Elisa y de ahí se trasladó en taxi hasta Mariano Roque Alonso, donde fue alzado por Cristhian, quien a su vez conducía el Gol que alquilaron.
Los agentes de Homicidios tardaron una semana en conseguir todos los videos de las cámaras que captaron a los bolivianos desde Villa Elisa hasta Mariano Roque Alonso, tras lo cual finalmente pudieron identificarlos.
De acuerdo con los informes recabados, los dos bolivianos torturaron desde el jueves 3 hasta el martes 8 de febrero al kazajo y lo dejaron morir lentamente, de hambre y por las heridas.
El martes de noche, los dos extranjeros fueron a enterrar al kazajo en Ypané, junto a la ruta que lleva a Villeta, luego de descuartizar el cuerpo y distribuir los pedazos en dos bolsones grandes. La fosa descubierta ayer de madrugada fue hecha 3.700 metros después de Acceso Sur y 4.800 metros antes del centro de Villeta.
Querían hacer su “extra”
Supuestamente, los criminales vinieron para cobrar una deuda de 200.000 dólares que tenía la familia del kazajo con un “patrón” internacional, pero si no pagaban, los matones tenían la misión de eliminar a Mikhael, tal como al final lo hicieron.
Sin embargo, los dos mercenarios tenían pensado pedir un rescate por su víctima, para hacer su “extra” antes de regresar a Bolivia, de acuerdo con los datos que se filtraron. Es decir, los bolivianos iban a cobrar el rescate, huir a su país y tal vez nunca jamás se iba a saber nada del kazajo.
La Policía de Paraguay celebró como un éxito esta investigación, ya que dos peligrosos sicarios internacionales que supuestamente hicieron el mismo “trabajo” en al menos 10 países vinieron a caer justo en el nuestro.