La denuncia fue realizada a ABC por Chintia Cipolla, quien explicó que el sábado pasado su abuela, Juana Bogado, de 87 años, fue a consultar al sanatorio privado San Roque porque tenía fiebre. Ella quedó internada, con neumonía, y luego se confirmó un cuadro de covid. Atendiendo el costo del servicio privado, la familia y los médicos del hospital confirmaron el lunes una cama para la señora en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram).
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El lunes por la tarde, médicos y familiares llamaron al 141 a pedir una ambulancia para el traslado de la paciente, que necesitaba una cama con oxígeno. Pasó toda la noche y el vehículo del Seme no llegó, según Cipolla. El martes por la mañana se insistió con el pedido y en el sanatorio cortaron la medicación de la señora, preparándola para el traslado, pero tampoco llegó la ambulancia. Ese día, a las 19:00, la paciente se descompensó y la médica tratante indicó que el cuadro era delicado, por lo que se debió suspender el traslado.
“Llamé a reclamar al Seme y la doctora de guardia, Verónica Centurión, me dijo que no pasaron a retirarle a mi abuela porque llamaron a confirmar la cama con el doctor Mendieta, del Ineram, y él no atendió. Y después se le pasó, me dijo”, indicó Cipolla.
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“Mi familia pasó muy mal. El lunes por la noche esperamos casi toda la noche en la puerta del sanatorio y la ambulancia no llegó. Y el martes, ya mi abuela se descompensó, entonces mi tía, del susto, también debió ser asistida”, clamó la denunciante.
El doctor José Otaño, del SEME, admitió que esto “suele suceder” cuando están abarrotados de pacientes. “Ese es nuestro mecanismo, tratamos de confirmar la recepción para hacer el traslado. Y habrá surgido ese inconveniente. Lastimosamente a veces con tantos pacientes de guardia, ocurre. Hay que insistir muchas veces”.
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