Desde principios del mes de febrero, los casos de COVID-19 están en descenso, tal y como lo indicaban las proyecciones para esta tercera ola. La doctora Sandra Irala confirmó que la tendencia es a la baja. “Y eso es alentador, es esperanzador. Es la primera vez que podemos decir que es un poco más esperanzador que antes”, expresó.
No obstante, acotó que para que la tendencia continúe la población debe seguir con los cuidados sanitarios que han demostrado que funcionan, como el uso de mascarillas y el distanciamiento físico. “El mensaje es que tenemos que seguir cuidándonos. Ómicron es muy transmisible y se debe tener mucho cuidado”, enfatizó.
En cuanto a la proyección del descenso, dijo que sería más marcado en marzo y en el mes de abril el registro de casos alcanzaría los valores similares a los que se tenían antes del inicio de esta tercera ola.
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Recalcó que las medidas han demostrado ser efectivas y por ello deben permanecer hasta que los indicadores demuestren menor transmisibilidad.
Consideró que las actuales medidas sanitarias en el país solo pueden ser analizadas luego de que la tendencia a la baja se mantenga por un tiempo prolongado. “Si es que tenemos desaceleración de la epidemia durante por lo menos 4 semanas y un nivel de transmisión comunitaria que baje en moderada o leve, y si tengo positividad que va en descenso y todo esto se mantiene”, consideró.
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Ola de ómicron generó mayor afectación en niños
En otro momento, la doctora Irala resaltó que esta ola de la variante ómicron fue la que, en poco tiempo, afectó más a los niños, tanto en cantidad de infectados como en fallecimientos, comparando con los números de las anteriores variantes gama y delta.
Resaltó que la tendencia de enero y principios de febrero fue la “esperable”, puesto que hay mayor interacción social durante las vacaciones y, por ende, mayor posibilidad de contagio en todas las edades.
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“Long COVID”, en estudio
Por otra parte, habló sobre las secuelas a largo plazo de este coronavirus que se están reportando a nivel mundial, denominados como “long COVID”. Explicó que se pueden dar no solo en pacientes que adquirieron las formas graves y llegaron a terapia intensiva, sino también en otros que tuvieron la enfermedad de manera leve.
Señaló que se ha visto que los síntomas a largo plazo se observan en las áreas respiratorias, pulmonares, cognitivas y neurológicas. “Son secuelas que hay que ver en el tiempo cuánto persisten. Es una tarea de vigilancia que va a tener que establecerse, pero ya será un seguimiento”, agregó.