Según el experto, por la suba de la cotización internacional de los derivados de petróleo, el Gobierno debe analizar para exonerar el 100% del ISC que tributan los importadores de los combustibles, ya sea de forma temporal o definitiva, de manera a que los consumidores finales paguen un menor precio por cada litro de nafta o diésel que adquieran. Indicó que esto beneficiará a toda la economía del país.
Canova señaló que la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) está recaudando por este tributo a las distribuidoras casi G. 2,6 billones al año (unos US$ 376 millones), ingresos a los que el fisco puede renunciar por el bienestar del pueblo, cuya economía hoy se ve afectada por la suba generalizada de los productos, justamente por el aumento del costo de toda la logística.
“Si el presidente Mario Abdo Benítez y Aduanas eliminan esto del ISC van a ser unos dioses, serán Moisés abriendo el Mar Rojo salvando a su pueblo”, expresó el analista a ABC Color.
Al mismo tiempo, señaló que, por ejemplo, por las naftas de octanaje hasta 88, los importadores pagan un tributo del 24%, por las de octanaje de 88 a 96,9 34%, por las naftas de octanaje 97 o más sin plomo 38%, lo que evidencia el elevado costo que esto representa a un rubro “tan sensible” como el de los combustibles. En el caso del diésel, el experto indicó que se paga un 18% de ISC.
Stan Canova también manifestó que si se exoneran los porcentajes del ISC a los importadores de carburantes, la nafta 88 puede pasar a costar hoy G. 4.621 por litro, es decir, G. 1.459 menos. En el caso de la nafta de 93 octanos indicó que pasará a tener un precio de G. 4.495 por litro (G. 2.315 menos respecto a la cotización actual) y las de octanaje 97 o más tendrán un precio de G. 4.848, G. 2.972 menos que el actual.
En el caso del diésel tipo III (común), sin ISC pasará a costar G. 5.191 por litro (1.139 menos que el precio actual) y el premium G. 5.945 (G. 1.305 por debajo del precio de ahora). Asimismo, si en febrero se registra un nuevo aumento de G. 500, se sumarán a los precios actuales y el impacto será mucho menor, manifestó.
Canova también señaló que la exoneración del ISC podría ser temporal, pero que sería mucho mejor si es “perpetuo”, ya que “es demasiado sensible el precio de los combustibles a todo lo que afecta la economía nacional”.
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Aduanas en silencio
El experto resaltó que le “extraña demasiado” que el director de Aduanas, Julio Manuel Fernández, “no haga ni un ruido” sobre las problemáticas del sector de combustibles, ya que se trata de “la niña bonita” para sus ingresos.
Al mismo tiempo, señaló que el titular de la Secretaría de Estado de Tributación, Óscar Orué, fue claro en que la institución a su cargo no cobra nada del ISC de los combustibles, pero que tampoco le manda al frente al Ministerio de Hacienda, ni al director de Aduanas.
Asimismo, indicó que le llama bastante la atención que los gremios de los carburantes, excepto la Asociación de Propietarios y Operadores de Estaciones de Servicio y Afines (Apesa), también mantienen silencio sobre este tema, como así también el Gobierno y su Equipo Económico.
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No creen que el Gobierno ceda y economista pide “equilibrio”
Miguel Bazán, presidente de la Cámara de Distribuidoras Paraguayas de Combustibles (Cadipac), indicó que no cree que el Gobierno ceda este tributo porque “necesita recaudar” por el “déficit fiscal” que tiene. “No creo que pueda ceder nada”, expresó y ya no quiso opinar al respecto.
El economista y exministro de Hacienda, César Barreto, señaló que el Gobierno debe buscar un “punto de equilibrio” si decide bajar el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) al sector de combustibles, atendiendo al elevado déficit fiscal del país. Agregó que sería factible bajar cierto porcentaje nada más de este tributo para que no se afecte demasiado a las recaudaciones.
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Según Barreto, el ISC representa una recaudación de unos US$ 370 millones aproximadamente a la DNA, por lo que se debe analizar bien qué porcentaje de estos ingresos se podría disminuir para evitar una nueva suba en los precios de los combustibles, por el aumento de las cotizaciones internacionales.
“El ISC es una tasa porcentual que se aplica sobre el precio de venta al consumidor. Por lo tanto, si la base imponible sube y se baja la tasa del impuesto, teóricamente habría una tasa del impuesto que evitaría un incremento del precio de los combustibles al consumidor final. Sin embargo, hay que ser responsables y ponderar adecuadamente el impacto en la recaudación tributaria porque el déficit fiscal ya es muy elevado y no hay margen para reducir ingresos fiscales”, expresó el profesional.