Como teniendo la jugada previamente preparada, el exdirigente de fútbol Ramón González Daher se presentó ayer ante la justicia, teniendo en cuenta que jueves, la fiscala Sandra Ledesma lo imputó por denuncia falsa y pidió su captura y detención.
Su entrega se concretó a la mañana en la Fiscalía de Luque junto a su abogado Mario Elizeche, y desde ese primer momento ya la situación se empezó a torcer, ya que inmediatamente y sin que la Fiscalía le tome declaración indagatoria, el juez en lo Civil Enrique Sanabria lo citó a audiencia preliminar para estudiar las medidas a ser impuestas.
Lea más: Fiscala de Luque imputa y pide la captura de Ramón González Daher
“Cuando una persona está detenida, lo primero que hay que hacer es tomar indagatoria y luego le ponen a disposición del juzgado para la audiencia de imposición de medidas (…) Por lo visto hacen (esto) para que el señor no espere mucho al Juzgado Penal de Garantías, no sé...”, reprochó la fiscala.
Por este motivo, Ledesma advirtió aparente amistad entre el juez y el investigado y violaciones a los procedimientos judiciales, por lo que planteó la recusación del magistrado.
González Daher salió esposado y escoltado por policías de la Fiscalía, para aguardar en la Comisaría 3ª Central de Luque la convocatoria de la fiscala a prestar declaración.
Ya en horas de la tarde, RGD se abstuvo de declara ante Ledesma, que ratificó el pedido de prisión del exdirigente de fútbol, atendiendo a que considera que existe alto riesgo de fuga del mismo.
Por su parte, la defensa del influyente luqueño solicitó al juez Sanabria, que interinó a la jueza Penal de Garantías, Jennifer Insfrán (también denunciada por presunta sumisión a RGD), que le otorgue medidas alternativas a la prisión, argumentando que el investigado tiene 70 años y “enfermedades de base”.
Cuestionada decisión
Finalmente, antes de que caiga la noche y sobrepasando incluso cualquier previsión, el juez Enrique Sanabria no solo rechazó la prisión preventiva de Ramón González Daher, sino también le concedió la libertad ambulatoria.
El magistrado argumentó en favor de su decisión que González Daher se presentó de manera “voluntaria” ante la Fiscalía, y consideró que tiene suficiente arraigo en nuestro país, por lo que no cree que haya riesgo de fuga. También tomó en cuenta la edad del mismo. Refirió que en caso de incumplir alguna disposición, se revoque su decisión.
Causa ligada a “rosca” judicial
La causa por la que ayer compareció Ramón González Daher tiene relación con el presunto esquema que lideraba, en el que utilizaba a fiscales y jueces para “apretar” a sus víctimas, presentando denuncias por supuesta “estafa” para sacarles dinero.
Lea más: Investigarán a jueces que se prestaron para el “apriete” de RGD a víctimas de usura
La imputación en concreto es por una denuncia de Salvador Aquino, que primeramente fue uno de los acusados por RGD, pero la justicia desestimó su caso al no encontrar pruebas contra el mismo.
En juicio donde se condenó a González Daher se demostró que unas 156 personas sufrieron este mismo esquema, a tal punto que el Tribunal tuvo que pedir disculpas en nombre de la justicia.
Amistad, secreto a voces en Luque
La aparente amistad entre el juez Enrique Sanabria y el procesado Ramón González Daher es un secreto a voces en la ciudad, según comentó la fiscala del caso, Sandra Ledesma, y su actuación ayer no hizo más que aparentemente confirmar dichas sospechas.
“Yo tengo informaciones de que ellos (Sanabria y RGD) podrían tener una amistad de hace tiempo, yo no siento seguridad jurídica litigando ahí”, afirmó Ledesma, mencionando que “esta es la información que se maneja en la ciudad”.
Le sorprendió además la actuación del magistrado, atentando incluso contra aspectos procesales básicos.
“Cuando una personas está detenida, primero el Ministerio Público le toma la declaración indagatoria y le pode a disposición del juzgado, sin embargo por lo visto adivinaron que iba a estar detenido y le convocaron a las 11:30 para que el señor no espere mucho por lo visto en el juzgado Penal de Garantías, jamás se ha dado ese caso”.
“Sigo sorprendida de la justicia”, acotó e insistió en que “nunca se dio este caso, nunca, con ningún detenido, esto es algo nuevo, pero como que todo se espera de repente en Luque...”.
Finalmente, la fiscal hizo respetar el procedimiento legal, y primeramente convocó a indagatoria a González Daher y luego se dio la audiencia de imposición de medidas, pero de concretarse lo que pretendía el juez, pudo darse una violación de las garantías procesales del procesado y ser causal de recusación o incluso de denuncia ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados para la fiscala.
“Se viola totalmente la garantía procesal, no puede realizarse una audiencia de imposición de medidas sin una declaración indagatoria previa, porque la indagatoria es el momento donde se le hace saber al procesado los hechos por los que se le está imputando”, explicó la agente fiscal.
Esta destacó que más le llama la atención la premura que se pretendía para la imposición de medidas, ya que en el otro proceso que se le investiga a Ramón González Daher, el de los cheques robados del depósito del juez Humberto Otazú, la defensa del exdirigente luqueño se pasa chicaneando para que no se realice la audiencia.
Ante tal situación es que planteó la recusación del magistrado, insistiendo en que “necesitamos jueces objetivos e imparciales”.
Pese a la recusación, el juez Sanabria no se apartó, ya que al tratarse de una imposición de medidas, la Ley le faculta igualmente a realizar la audiencia.
Jueza salpicada se apartó
La jueza penal de Garantía de Luque Jennifer Insfrán era quien originalmente debía analizar e imponer las medidas al procesado. Sin embargo, esta está denunciada en otra causa por presuntamente haberse prestado a la rosca de “aprietes” judiciales de Ramón González Daher.
Infrán y la fiscala de Luque, Sonia Pereira fueron denunciadas por Epifanio Rojas por persecución a inocentes y prevaricato, al dar curso a una presunta denuncia falsa presentada por Gonzalez Daher, que incluso obligó a Rojas, también exdirigente deportivo, a pasar un día en prisión pese a tener 82 años y tener amputada una pierna.