En el tercer día del novenario, la misa fue presidida por Mons. Guillermo Steckling, obispo de Ciudad del Este. “La Eucaristía y la llamada a la sanidad de los laicos” fue el tema central de la celebración.
El obispo criticó el incumplimiento de las leyes que protegen a los indígenas, enunciando que “el mundo debe ser transformado. A veces nos duele el ambiente que nos rodea, esto no puede seguir así. Ayer mientras caminaba por Caacupé, me llega la noticia de una nueva expulsión de indígenas de Alto Paraná, de la comunidad de Cerrito, de sus tierras donde siempre han estado, ¿no se les puede dar un lugar, no se pueden aplicar las leyes que les protegen?, el mundo debe transformarse; trabajo de los laicos, pero yo no puedo transformar nada si no he sido cambiado por la eucaristía”, finalizó.
En otra parte de su homilía, el obispo mencionó que, “la santidad en los laicos suena un poco extraño y sería interesante analizar. ¿Por qué eso suena un poco extraño? Por una parte nuestra idea de la santidad puede ser distorsionada, puede estar no totalmente bien. Hay santos que vivían toda su vida en constante contemplación de Dios. Pero no todos son así y la misma palabra de Dios nos pone como modelos de santidad a gente como San Pedro, que negó al Señor, como Pablo que lo traicionó y a Tomás que dudó de él. Es muy fácil decir ´che ndaha’ei santorã´, (yo no soy ningún santo), como si esto fuera una excusa”, expresó el prelado.
Dando ejemplo de santidad laica mencionó a “la Beata María felicia, llamada Chiquitunga. “Es cierto, murió como monja, había estado años en el monasterio y nos ha dejado un ejemplo de casi 15 años de laica, de la Acción Católica, visitando casas, dando charlas, enseñando catecismo a pobres. Es un ejemplo de santidad laica también”, afirmó.
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Asimismo, siguiendo con los ejemplos mencionó que “el mecánico que observa a un joven que está dando vueltas y le da un trabajo, no necesita alguien más en el taller, pero le da un trabajo para salvarlo de la mala influencia. Ahí está tal vez una vecina que se ocupa de un anciano abandonado y hasta hace gastos cuando lo debe enterrar. Está el juez justo que aplica una Ley a favor de la gente pobre, aunque otros le van a desaprobar e incluso presionar. Sí, la santidad de los laicos existe. Seamos santos porque Dios es santo”, expresó Mons. Guillermo.