Los paraguayos que ingresan desde Encarnación deben realizar el hisopado en la zona primaria del puente, lado de Posadas, y el procedimiento demora entre 20 y 30 minutos por persona. Esta situación genera el retraso significativo de la gestión en el cruce fronterizo sobre todo teniendo en cuenta que es el único paso fronterizo para el cruce al vecino país.
La fila de vehículos sobre el puente es interminable. A medida que avanza hacia el punto de destino, la columna se incrementa con la llegada de nuevos vehículos.
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El Gobierno argentino dispuso que aquellos que pretendan ingresar al país vecino deberán presentar un PCR negativo de 72 horas previas. Los que no son residentes deberán contar con un seguro médico internacional de COVID-19.
“El tiempo de demora es exasperante. Llevamos media hora aquí y calculamos que tendremos que esperar por lo menos dos horas más”, señaló uno de los conductores. No queda más que armarse de paciencia y esperar, dijo una mujer acompañada de un niño pequeño.
Entre los vehículos que esperan se pueden chapas de Argentina y Paraguay.
Gran parte de los argentinos que cruzaron la mañana de hoy lo hicieron por motivos familiares, otros para buscar alguna ventaja en las compras, aún cuando el devaluado peso argentino no les deja mucho margen.
Los vehículos paraguayos, en cambio, mayoritariamente van para hacer compras. La ventaja cambiaria y los buenos precios de los productos en la vecina orilla animan a sufrir las largas horas de espera.
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Otro atractivo poderoso es el ventajoso precio de los combustibles para vehículos, que además de costar con el cincuenta por ciento menos, rinden más.
Un inconveniente que se suma, sin embargo, es el cobro por el test rápido de antígenos que todo pasajero extranjero debe hacer en la cabecera del puente lado argentino. El costo es ee unos 3.000 pesos, equivalentes a unos G. 120.000.
Con todas las dificultades, empero, la gente cruza de uno y otro lado, y este paso internacional va recobrando su ritmo acostumbrado.