Poco antes de las 06:00, cuando comenzaba a clarear el día, los tres maleantes a bordo de un automóvil Toyota Ractis, presumiblemente de color gris y sin matrícula, estacionaron el vehículo frente mismo al casino denominado El Toro.
Por unos minutos, los desconocidos vigilaron el lugar y aparentemente al recibir una confirmación prendieron las luces intermitentes del vehículo, abrieron las puertas, bajaron y presurosamente ingresaron al establecimiento comercial.
Todos los empleados y los pocos clientes que todavía estaban en el lugar a esa hora fueron obligados a tirarse en el piso boca abajo y con las manos en la nuca.
Mientras uno se encargaba de vigilar a los rehenes, los otros dos comenzaron a abrir con una palanca de hierro y un destornillador los cajones de todos los muebles del lugar, hasta que finalmente encontraron el cofre que contenía todo el dinero recaudado durante la noche y madrugada, unos G. 14.000.000, según la denuncia efectuada por las víctimas.
Los intrusos cargaron el botín en una bolsa de mano y salieron nuevamente a la calle, donde abordaron el automóvil que los trajo y escaparon del lugar, según explicaron los intervinientes.
Pese a que el tempranero golpe se dio en uno de los puntos más transitados de la ciudad de Ñemby, los criminales se tomaron un buen tiempo para abrir y luego vaciar todos los cajones del casino.
Aparentemente, los delincuentes sabían perfectamente que no iban a tener ninguna sorpresa, como podría ser la repentina llegada de alguna patrullera de la comisaría jurisdiccional, además manejaban perfectamente todo el movimiento del local, indicaron los investigadores.