A mediados del 2020, en plena pandemia, el gobierno de Mario Abdo Benítez intentó calmar las críticas ante el plan de endeudamiento del país. Gran parte de la deuda iría a mantener los salarios del funcionariado público mientras el sector privado cerraba empresas y negocios.
De los US$ 1.600 millones iniciales de préstamo, US$ 553 millones era para “asegurar el funcionamiento del Estado” con salarios, pensiones y subsidios.
La promesa entonces fue impulsar una Reforma del Estado y mejorar el gasto público. El proceso sería coordinado por el vicepresidente de la República y aspirante presidencial Hugo Velázquez.
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Este último es enlace entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo según establece la Constitución Nacional, sin embargo tras algunas conferencias, entregas de “anteproyectos” y conferencias ante gremios y sindicatos, dejó de lado cualquier esfuerzo.
La promesa fue impulsar 11 puntos: Mejoras del sistema de compras públicas; Reformar el servicio civil y la función pública; crear una Ley de responsabilidad fiscal 2.0; Establecer una Superintendencia de jubilaciones y pensiones así como aprobar una ley de Administración de pasivos o “Bicicleteo de deudas” para los bonos soberanos (Ver el cuadro).
La lista continuaba con la promesa de Reformar la Carta Orgánica de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD); impulsar un “Clima de negocios” favorable en el país; la transformación educativa; la reorganización de la estructura del Estado; la formalización del Empleo y la reforma del sistema de Salud.
En la lista solo se obtuvo resultados concretos en la modificación de la Carta Orgánica de la AFD y en aprobar la ley de “Bicicleteo” de deudas por bonos soberanos. Dependiendo de la entidad de medición, se habla de algunos logros en mejorar el clima de negocios. Después nada.
Al empresariado no le sorprende este fracaso. La Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (Feprinco) manifestaba que desde el primer gobierno civil democrático hace 30 años, con Juan Carlos Wasmosy (ANR), se prometen reformas que nunca avanzan.
Lo cierto es que la pandemia dejó aún más al descubierto las falencias que tiene el Estado en todos los sectores, principalmente en el sistema de salud y de educación, pero la reforma prometida poco o nada avanzó y este tiempo más bien fue aprovechado para seguir con el despilfarro público y la corrupción.
A julio la deuda pública llega a los US$ 13.163,2 millones.