El economista Alberto Acosta, de la Fundación Desarrollo en Democracia (Dende), explicó que la presión inflacionaria no es algo que solo afecta a nuestro país, ya que es un problema de oferta a nivel mundial por efecto de las medidas sanitarias que aplicaron los países para hacer frente a la pandemia, entre ellos sobresalen los elevados costos de fletes, precios más altos de las materias primas, entre ellos del combustible.
En octubre último, la inflación interanual alcanzó una variación de 7,6%, la más alta en la última década, destacándose principalmente los incrementos de precios en los alimentos (15%) y combustibles (33%).
Según refirió el economista, estos problemas de oferta tardarían en normalizarse entre dos y tres años, por lo que podría esperarse que el periodo de precios altos o de presión inflacionaria seguirá por un tiempo más, esto según la opinión de economistas que a nivel mundial están debatiendo sobre la problemática de la inflación, refirió Acosta.
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Normalización de políticas
No obstante, hay acciones que se pueden tomar internamente para ayudar a que esta presión inflacionaria no sea tan intensa para el consumidor. Según refirió Acosta, parte de estas acciones tienen que ver con la normalización de la política monetaria, y fiscal.
Explicó que el BCP por su parte ya está activo en este campo, elevando su tasa de política monetaria, desde 0,75% que mantuvo en tiempos de pandemia, hasta 2,75% desde el último ajuste de octubre pasado e incluso anunció que seguirá en la línea de ajustes entre noviembre y diciembre, a fin de normalizar este aspecto y contribuir de esta forma en restar presión inflacionaria por el lado monetario. Cabe señalar que antes de la pandemia, la tasa referencial del BCP se ubicaba en 4%.
El economista detalló que esperan igual respuesta en lo que se refiere a la normalización de la política fiscal, es decir volver al tope del déficit fiscal establecido en la Ley que es del 1,5% del PIB. Acosta recordó que en tiempos de pandemia, el déficit aumentó en 6,1% en el 2020 y este año cerraría en 4% y se prevé bajar al 3% en el 2021. Sin embargo, hay preocupación por los pedidos que ingresaron en la Comisión Bicameral de Presupuesto que de aprobarse podrían poner en riesgo este plan de convergencia del déficit, con las consecuentes implicancias que podrían tener para el ciudadano.
Hay pedidos de aumentos por más de US$ 1.000 millones para el presupuesto 2022 y mayormente para cubrir salarios y creación de nuevos cargos. Según Acosta, la propuesta de elevar el salario mínimo en nada va contribuir en este aspecto, ya que el porcentaje de personas que ganan el mínimo es muy bajo pero repercutirá sobre la mayoría. Recomendó en todo caso, prever subsidios focalizados para los más vulnerables.
Precios se estabilizan
Por su parte, el economista Carlos Fernández, extitular del BCP, los precios globales de alimentos se han estabilizado, incluso caído desde su pico en mayo. Con ello se disipan las causas exógenas de la reciente disparada de la inflación. Pero todo ello será inocuo si el gobierno no ajusta igualmente la política monetaria y fiscal, expresó.