El bombero señaló que hasta el momento no se definió en dónde se originó el incendio y que en principio se habló de que fue en una máquina. También se habló de un depósito dentro del frigorífico en donde se almacenan cartones presuntamente utilizados para embalar los productos, pero tampoco se llegó a confirmar.
Consultado acerca de si el CBVP hará una pericia técnica para saber cómo se originó el fuego, Méndez sostuvo: “Tenemos un departamento dedicado a eso, pero no tenemos como protocolo hacer una investigación de los incendios a los que asistimos para tener una información interna. Depende de la empresa, de que pida una investigación, ya sea con el seguro u otro medio. El peritaje externo queda a cargo de la empresa”.
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En cuanto a la supuesta quema de amoníaco en el incendio, afirmó: “No se quemó amoníaco. Si se quemaba, yo no iba a estar hablando con ustedes hoy. En este caso, el reservorio del amoníaco de esta empresa estuvo expuesto a calor. Nuestra prioridad fue que no se eleve la temperatura de esos tanques por la proximidad de ellos al incendio”, dijo.
Sobre qué fue lo que se quemó, explicó: “Productos de combustión hay muchísimos. Se quemó de todo: madera, plástico, hubo gases, hollín. La intoxicación por inhalación de humo estaba latente en ese lugar”.
Comentó que el volumen de amoníaco existente en el lugar era muy grande, pero que se logró “salvar” esos tanques.
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Sobre la evacuación del barrio afectado, dijo que se hizo teniendo en cuenta el peligro de fuga de amoníaco. “El radio por dispersión de amoníaco es de 1.000 metros a la redonda y 300 metros en dirección al viento. Por explosión, que no importa si es amoníaco o no, se habla de 500 metros a la redonda. Nosotros hicimos la evacuación por posible fuga de amoníaco”, afirmó.
En cuanto a los daños en la estructura, indicó que en la planta alta fue del 80%, mientras que en la planta baja fue mínimo.
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Consultado acerca de cuál es su percepción en cuanto a la inspección que se realiza en espacios públicos por las instituciones encargadas en una escala del 1 al 10, sostuvo: “Entre 4 y 5. Es un mal que se arrastra hace años. Los controles se realizan en edificios nuevos, pero los viejos deben actualizarse a las adecuaciones para adaptarse a las normativas actuales. Es muy difícil para volver a hacer los controles, que los dueños hagan las modificaciones y también por la cantidad de gente que hay para hacer esos controles”.