Brígido Bogado comentó que las viviendas de madera construidas por Yacyretá para el traslado forzoso de los nativos durante la construcción de la presa hidroeléctrica están muy deterioradas. “Ya pedimos una intervención de la EBY, pero sin respuesta”, señaló.
Respecto a si corresponde a la Yacyretá reparar esas viviendas, atendiendo que ya pasó mucho tiempo de la reubicación y se puede presumir que ya no están en plazo de reclamar, Bogado sostuvo enfático que “la EBY aún debe mucho a los mbya de Pindó”.
En ese sitio la comunidad Pindó tiene 425 hectáreas de tierra, habiendo perdido 60.000 hectáreas en la isla de la que fueron desterrados.
“Allá había abundantes animales silvestre, peces, aquí no hay nada, ni piky’i. Allá tenían frutas silvestres, y aquí no hay nada”, señaló Bogado.
También existe una deuda en materia de salud pública. La comunidad tiene un puesto de salud que no está reconocido por el Ministerio de Salud y no tiene medicamentos. “La comunidad tiene que hacer alguna actividad para comprar, especialmente para los niños”, agregó Bogado.
En materia de producción, los nativos necesitan víveres en los tiempos de siembra.
“En esta comunidad la gente trabaja, no sale a la calle a pedir comida ni moneda, pero nos debatimos en las necesidades y la pobreza sin ningún tipo de ayuda estatal”, afirmó Bogado.
Brígido Bogado es un docente indígena jubilado que recientemente se recibió de licenciado en comunicación social con énfasis en periodismo por la Universidad Católica de Encarnación. Es un reconocido luchador por los derechos indígenas y por la preservación del arte y la cultura de su pueblo a través de trabajos literarios, y es autor de varias obras en las que habla de la cultura mbyá.
Actualmente está impulsando un proyecto para la instalación de una radio comunitaria en el asentamiento, con el propósito de “hacer escuchar la voz” de los pueblos indígenas.