El ex cine Victoria revive su fachada, después de décadas

El antiguo edificio del “Gran Cine Teatro Victoria” finalmente está siendo intervenido un año después de haber sufrido un incendio y tras décadas de maltrato y olvido. Pero se trata apenas de unas obras de emergencia para evitar mayor deterioro y solo más adelante se harán las refacciones para su recuperación total.

La fachada del Gran Cine Teatro Victoria, en la emblemática esquina de Oliva y Chile se encuentra cubierta de andamios y hay obreros trabajando en "lavarle la cara".Diego Peralbo
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Su esplendor y decadencia cuentan la historia del microcentro capitalino. De ser un punto de encuentro de la sociedad asuncena y un emblemático edificio del microcentro pasó a convertirse en un antro donde solo se proyectaban películas pornográficas. Y de ahí, devino en dudosa iglesia hasta caer en el abandono total. El sitio patrimonial que se ubica en Oliva y Chile había sido afectado por un incendio el 1 agosto del año pasado.

Ahora empezaron obras de emergencia, según explicó Ángela Fatecha, directora de Patrimonio de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC). El proceso de elaboración del protocolo fue acompañado por la secretaría y aprobado por ella, explicó.

El protocolo de emergencia prevé la refacción del techo, la limpieza de la fachada y la reparación del bombeo del subsuelo. “Apuramos el tema del bombeo ya que hay agua en el subsuelo. Así buscamos salvaguardar el edificio y que la humedad no siga subiendo”, explicó la directora.

Tesoros escondidos del Victoria

En los últimos días los viandantes que acostumbran circular por zona se sorprendieron con la gran novedad. La esquina del Cine Victoria que ya parecía condenada al derrumbe, con el techo venido abajo y un intenso hedor a orín, fue cubierta con andamios y grupo de obreros comenzó a movilizarse. Hoy mismo, pueden verse enfrente dos grandes contenedores llenos de objetos chamuscados y escombros. Se atisban entre ellos butacas y carteles.

Este escudo manchado por el hollín y el paso del tiempo habla del antiguo esplendor de un edificio que supo contarse entre los más elegantes de Asunción.

Fatecha dice que se ha planteado la donación de varios elementos que hoy se encuentran dentro del patrimonio. “No se tiene destino para las butacas y cintas antiguas (de filmes) por lo que se plantea la posibilidad de si se desea donar a la Facultad de Arte de la UNA”, manifestó.

Posteriormente, la especialista insistió en que es importante que los propietarios alquilen el sitio o desarrollen un proyecto ellos mismos. “Eso el propietario debe alquilar, debe darle el uso. Ellos mismos pueden usarlo. Es fundamental que los edificios que están abandonados se utilicen. Eso contribuye a la recuperación misma del microcentro”, indicó.

Tras el incendio de agosto del 2020, el edificio del Cine Victoria quedó manchado de hollín y su deterioro fue aún más notorio.

El ex cine Victoria integra el Catálogo de edificios y sitios de valor patrimonial bajo ordenanza 35/96 de la Municipalidad de Asunción y por la Ley 5.621/2016.

Los propietarios deben asumir la responsabilidad de la conservación de sus bienes, de acuerdo a lo establecido en el Art 31 de la Ley Nº 5.621/2016 “De protección de Patrimonio Cultural”.

Según se consigna en el libro “50 años de cine en el Paraguay: Personas, lugares, sucesos”, de Richard Baddouth, el cine Victoria se inauguró en junio de 1950, para un aforo de 1.450 personas, que podían distribuirse en cuatro alturas diferentes. Como gran novedad, tenía acondicionares de aire. La construcción, durante los años 40, estuvo a cargo de la firma Christian y Niels, con el concurso del arquitecto italiano radicado en Buenos Aires, Ferruccio Corbellani.

En esta foto sin fechar, tomada durante la dictadura estronista, se ve la gran afluencia de público que convocaba el Cine Teatro Victoria.

El edificio tiene un pie en el estilo neoclásico, con guiños a otros estilos arquitectónicos más modernos. Pero sucesivas intervenciones causaron daño a su fachada. La última: una cobertura de azulejos en toda la planta baja externa.

Tras la maraña de cables, los andamios y el hollín, se esconde uno de los íconos capitalinos.

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