Memorial Ycua Bolaños terminó costando más de G. 22.000 millones

El Memorial 1A, que lleva exactamente cuatro años de construcción, aun no está completo. De G. 14.000 millones pasó a costar G. 22.000 millones. Según el ministro de Cultura, Rubén Capdevila, es el memorial “más grande de la región”.

Muchos familiares cuestionaron la obra. Expresaron que "esperaban algo más" del monumento, frente al cual ayer recordaron 17 años del 1A.
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A 17 años del fatídico 1 de agosto del 2004, familiares, sobrevivientes y allegados recordaron ayer, en un conmemorativo acto, a las más de 400 víctimas y desaparecidos que dejó como saldo el incendio del extinto Ycua Bolaños, ocurrido sobre la avenida Artigas y Santísima Trinidad de Asunción. Al son de “400 muertos no se olvida” y con la sirena de los bomberos que sonó a las 11:20, los presentes hicieron sentir su dolor y pidieron justicia.

La escalera del dolor. En esta zona, se encontró la mayor cantidad de cuerpos aquel 1 de agosto. El lugar se dejó intacto como "una huella".

El lugar donde aconteció la mayor tragedia de los últimos 20 años fue convertido en el “Sitio de la Memoria y Centro Cultural 1A”, compuesto por un gran bloque de hormigón, de más de 8.000 metros cuadrados, que consta de una plaza de sombras con haces de luz. Según indicó el ministro de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), Rubén Capdevila, la estructura ya fue terminada, pero faltan los mobiliarios para la biblioteca y completar otras dependencias, como el sector de museo.

Familiares recordaron a las víctimas de la mayor tragedia del país.

Capdevila precisó que la obra terminó costando G. 22.000 millones y no G. 14.000 millones como se anunció inicialmente, es decir, se adicionaron G. 8.000 millones. “La infraestructura edilicia costó G. 17.000 millones con la ampliación. Más de G. 5.000 millones para los equipamientos. Hay partes que ya se llamaron (a licitación). Hasta el momento se ejecutaron más de G. 20.000 millones”, remarcó.

El ministro de Cultura argumentó que esto obedeció a que “se tuvieron imprevistos en el proceso”.

Algunos familiares cuestionaron la terminación edilicia y expresaron que “esperaban más” del monumento levantado en el lugar. La construcción duró un poco más de cuatro años y estuvo a cargo de la empresa Barrail Hermanos, bajo la dirección del arquitecto Francisco Tomboly.

Habilitación

Capdevila dijo que están en curso algunas licitaciones para completar las áreas que faltan. Asimismo se ajustan los detalles y todo lo que guarda relación al sistema de Prevención Contra Incendios (PCI), como lo establece la ordenanza municipal. En cuanto a los espacios del siniestrado supermercado, que quedaron casi intactos, dijo que se dejaron como “huellas testimoniales”.

Añadió el ministro que la idea es que desde octubre el sitio de la Memoria esté completamente inaugurado y tenga actividades para la ciudadanía. De momento se podrá ingresar al lugar solamente previo agendamiento en la SNC.

El memorial cuenta en sus instalaciones con salones multiuso, auditorio y una plazoleta. Capdevila comentó que el título de la propiedad oficialmente pasó a manos de la SNC. En cuanto a las fuentes de agua y los jardines, sostuvo que también faltan completar.

Testimonios

<b>“Es algo inexplicable”</b>

Luis Ayala, de Loma Pytá, perdió a su hijo Luis Gabriel Ayala en el siniestro del Ycua Bolaños. En ese entonces, la víctima tenía 16 años y se desempeñaba como empaquetador en el lugar. Según los testimonios que llegó a tener el padre, su hijo ayudó a salir a varias personas durante los primeros minutos del incendio, pero en su tercera o cuarta entrada ya quedó atrapado porque le cerraron las puertas. “Es algo inexplicable. Murió salvando gente. El guardia le cerró las puertas. Fue un golpe muy duro y para toda la vida. No hay justicia. Luchamos mucho. La corrupción es más fuerte que la justicia. No nos resarcieron”, lamentó el padre.

<b>“Es un cementerio”</b>

Carmen Canzanella perdió a cinco integrantes de su familia ese día: su hermano, una hermana, su cuñada y a dos sobrinos. La tragedia marcó sin dudas un antes y un después en sus vidas.

“Vinieron entre siete ese día al Ycua Bolaños. Entre ellos mi sobrino, de 13 años, que quedó con su hermanito en el auto. Ambos lograron salir a tiempo del estacionamiento. Se salvaron de milagro. Hasta ahora no tenemos paz, no hay justicia. Para mí este lugar es un cementerio”, expresó muy dolorida Canzanella. “Quiero gritar. Es muy difícil todo lo que pasamos. Hasta que a uno no le toque, no va a saber. Eso quiero que entienda la gente”, manifestó.

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