Los números del producto interno bruto (PIB) que enmarcan los relativos al consumo del fluido eléctrico, recordemos, tampoco son muy favorables, obviamente, como efecto colateral de las medidas aplicadas por el Poder Ejecutivo con la pretensión de contener las secuelas del covid-19.
El economista jefe del BCP, Miguel Mora, confirmaba en marzo último que el PIB paraguayo se contrajo en 2020 en un 0,6%. Además, en abril pasado la institución se vio obligada, también a corregir a la baja su proyección de crecimiento para el 2020: de 4 a 3,5%.
Según los datos que elabora el Viceministerio de Minas y Energía sobre registros de la ANDE, de enero a mayo último, la demanda del Sistema Interconectado (SI) sumó 7.873.687 MWh, incluyendo la ínfima exportación al sistema argentino.
En similar período del 2020, el SI utilizó 7.819.705 MWh, 53.982 MWh menos que en los cinco primeros meses de este año, 0,69% menor.
No obstante, si comparamos la demanda del SI de mayo contra abril últimos, veremos que el 0,69% favorable de este año no se tradujo en una consolidación de la tendencia al alza que sugería esa tasa para este año, todo lo contrario, porque la mensual, mayo contra abril, descubre una caída del 8,8%.
Según la nomenclatura que emplea la ANDE y, por ende del Viceministerio de Minas y Energía, las cifras que imputan al Sistema Interconectado, incorporan la exigua cantidad que atribuyen a la exportación al sistema argentino.
El Viceministerio, en sus apuntes mensuales, incluye la cifra que exporta la ANDE a la Argentina, exclusivamente la generada por la central nacional Acaray.
De enero a mayo, la estatal eléctrica paraguaya vendió al sistema argentino 57.546 MWh, apenas el 0,7% del total demandado en estos cinco meses.
El dato confirma que nuestro país sigue al margen del negocio eléctrico de la región, porque las interpretaciones vigentes de los Tratados de Itaipú y Yacyretá, no le impiden vender a terceros sus excedentes en estas centrales, a pesar de que Argentina y Brasil lo hacen.
Ramón Casco Carreras