“Existen situaciones o crímenes que tienen que ser tomados con la rigurosidad de protocolos ya establecidos en los casos de muertes violentas o sospechosas de mujeres, y se tiene que partir de la base de un feminicidio, es decir, el fiscal debe probar que no es un feminicidio”, sostuvo Peralta Merlo, que ocupó cargos relevantes en el Gobierno, entre ellos el de viceministra de Justicia.
La misma indicó que a diferencia de otros casos, en los de muerte violenta de mujeres, asesinato de periodistas o de personas que se encuentran bajo custodia del Estado, la Fiscalía está obligada a descartar los presupuestos de un crimen premeditado y luego analizar otras hipótesis. Recordó que en casos de feminicidio, la responsabilidad del Estado no se da por acciones, sino por omisiones.
Recordó que incluso los casos de autoeliminación deben ajustarse a estos parámetros, así lo establecen los protocolos internacionales, ya que existe sobrada jurisprudencia de que los detonantes de un suicidio pudieron haber sido episodios de violencia de género previos.
“Tal vez podría resultar que la pericia determine que se trató de un suicidio, lo cual no indica que no deba plantearse la línea investigativa de una violencia de género preexistente, porque muchas veces se da que una mujer termina suicidándose porque ya no puede soportar ese círculo la violencia”, advirtió.
“Muchas veces, incluso, puede terminar siendo un suicidio, pero puede tener como base una violencia de género que le preceda, o también simular un caso de suicidio, eso digamos que es una cuestión muy básica y clara, simular un suicidio cuando en realidad fue un homicidio”, remarcó.
Incluso consideró que el entorno familiar puede ser indagado, ya que un caso de violencia de género se puede dar por discriminación a la orientación sexual de una persona -no precisamente en este caso-, pero ninguna arista debe ser descartada sin el contexto. Recordó incluso el caso de una niña de doce años que también tomó una determinación trágica, pero empujada por el hecho de estar embarazada. El hecho de ser una niña necesariamente indica que se produjo un abuso, en tal sentido, debe ser investigado el abusador.
“Hay que indagar cuáles eran las condiciones previas de Isaura, cuál era su entorno familiar, a quiénes frecuentaba, si tenía una pareja sentimental, si tenía una enemistad con alguien, todo esto debe ser estudiado para descartar que haya existido un feminicidio o una violencia de género preexistente”, indicó Peralta Merlo, agregó que incluso podría también analizarse aristas de violencia familiar.
Lea más: Encuentran sin vida en Ñemby a la joven desaparecida hace 51 días
A criterio de Peralta Merlo, la crítica al Ministerio Público se sustenta en que aparentemente este protocolo no se pone en práctica, sumado al hecho que consideran que se perdió tiempo valioso desde un inicio de la investigación, y que solo se tuvieron avances una vez que se mediatizó, y que incluso el hallazgo del cuerpo fue fortuito.
Lea más: Caso Isaura: fiscala habla de retaceo de información desde la familia e hipótesis apunta a suicidio
En tal sentido, insistió en que las autoridades deben realizar un mayor esfuerzo en aumentar la capacidad de búsqueda de personas desaparecidas, teniendo en cuenta no solo este caso, sino también el de la niña desaparecida en Emboscada, caso que justamente esta noche se elevó a juicio oral, pero sin tener ninguna pista del paradero de la menor.
Lea más: Caso Isaura: altura y nudo de soga llaman la atención de fiscal
La madre de Isaura insistió hoy en desacreditar la versión del suicidio de su hija, cuestionando sobre todo la altura a la que se colgó la soga, así como las condiciones relativamente buenas en las que se encontraron la supuesta carta y otras evidencias que estaban a la intemperie. Tampoco dijo reconocer la letra del manuscrito. Por su parte, la Fiscalía defiende dicha hipótesis basada en un diagnóstico oficial de depresión y episodios previos de intento de autoeliminación.