“Cuando hablamos de la situación financiera en estos tiempos, debemos tener en cuenta que la presión se vuelve más intensa cuando estas deudas fueron adquiridas para cubrir enfermedad, internación o la muerte de un ser querido; sumado la presión importuna de los cobradores. Toda emoción negativa podría desencadenar en alteraciones físicas, como la falta de sueño, la elevación de la presión arterial, dolores de cabeza, de espalda, de cuello, todos estos síntomas físicos se van acentuando a medida que la presión que ejercen los cobradores se vuelven más insistentes y en ocasiones hasta se convierte en una situación hostigante, colocándole al deudor en una situación muy agobiante, o como comúnmente decimos, entre la espada y la pared”
La especialista refiere que en estos tiempos, este tema debería ser tratado con un punto de vista más humano; considerando que mucha gente ha quedado sin trabajo, que las ventas disminuyeron, que muchas personas han tenido que rematar sus bienes para sobrellevar su realidad. La gestión de cobranza insistente a cualquier hora del día se vuelve invasiva; porque invade la privacidad, la tranquilidad, la estabilidad emocional y todo esto podría generar frustración, sentimientos de impotencia y desesperación.
“Se entiende que toda entidad financiera tiene que cobrar las deudas; lo que se cuestiona es la forma en que lo hacen, porque lejos de contribuir, afectan a la salud emocional, física y mental de las personas que no están pudiendo cumplir con sus compromisos económicos”
¿Qué hacer para no afectar a la salud?
La Lic. Villalba sugiere ante todo no caer en la desesperación, mantener la calma y aceptar la realidad. Incorporar el pensamiento de que cuando se disponga, se llegará al finiquito de las deudas.
“Lo fundamental es mantener el equilibrio emocional para sostener al físico. Siempre sugerimos la frase de Víctor Frank: “Cuando en tus manos no está poder cambiar una situación que te produce dolor, sufrimiento, inquietud, malestar lo único que puede hacer es elegir la actitud con la cual podrías afrontar la situación” y lo más recomendable es la calma; y con esa actitud, expresar al ente financiero las posibilidades de negociación para cumplir con el compromiso fijado, y dejar en claro que pese a la insistencia de cobranza, si no cuenta con los recursos necesarios, la situación será la misma”.