Cruce de llamadas solo “para el morbo”, decían

El Ministerio Público, encabezado actualmente por Sandra Quiñónez, simplemente ninguneó el cruce de llamadas en la investigación del asesinato de Rodrigo Quintana y de la quema del Congreso entre la noche del 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril de 2017.

Raquel Fernández, la fiscal que se negó a solicitar el cruce de llamadas del 31-M para “no caer en el morbo”.Archivo, ABC Color
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La primera en tomar la causa fue la fiscal Lorena Ledesma, la única que realmente movió el caso. Ledesma fue quien incautó audios de la frecuencia policial y quien imputó al jefe policial Tomás Paredes Palma.

Sin embargo, luego fue apartada del caso por el entonces fiscal general Javier Díaz Verón, actualmente acusado por lavado y enriquecimiento ilícito.

El caso quedó luego a manos de la fiscal Raquel Fernández, quien se negó a solicitar el cruce de llamadas.

La propia investigadora admitió en su momento que le importaba más no caer “en el morbo” y que por ello no pide los registros telefónicos de Cartes y su entorno con el entonces comandante de la Policía Nacional, Crio. Críspulo Sotelo, durante el 31 de marzo y 1 de abril.

La fiscala Fernández dijo que los registros de los teléfonos no son conducentes porque no van a revelar las comunicaciones ni aportar como elemento objetivo ni subjetivo en el tipo penal indagado, que es homicidio. “Considero que tener los extractos no hacen a ninguna prueba, sobre todo si es porque se comunicaron simplemente con el comandante y sobre todo porque no voy a tener el contenido de la comunicación”, refirió.

La conducta de Fernández no fue rectificada en ningún momento por Quiñónez, quien asumiera meses después como titular del Ministerio Público. Esto a pesar de que la misma fiscal general utilizó el cruce de llamadas en varios de sus casos para llegar a autores materiales e intelectuales.

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