Cifran sus esperanzas en pedidos de Semana Santa

Numerosos chiperos de Caacupé reciben pedidos de chipá y también de masas elaboradas para esta Semana Santa. Es uno de los sectores económicos más golpeados por la pandemia del covid-19 en la Villa Serrana y ahora cifran sus esperanzas en que muchas familias optarán por sus servicios.

Doña Naty Ramírez es una de las hacendosas chiperas de Caacupé que elaborará sobre pedido para la Semana Santa.
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CAACUPÉ (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). El chipá apo (ritual de elaboración del chipá) de cada Semana Santa para el consumo familiar el viernes santo tendrá muchas variables por segundo año consecutivo, debido a la cuarentena obligatoria a causa de la pandemia del coronavirus. La tradición que se constituye en una ocasión para reunir a las familias el miércoles santo no será posible este año.

Numerosos chiperos de Caacupé (ver infografía), que atraviesan una severa crisis desde que comenzó la pandemia del covid-19 hace dos años, vieron una oportunidad de mejorar su situación esta Semana Santa elaborando chipa sobre pedido.

Hay diversas opciones para adquirir el producto ya terminado a precios que van desde G. 12.000 a G. 25.000 la docena. Para las familias que prefieran moldear y hornear sus propios chipás, también ofrecen masas preparadas a precios que oscilan entre G. 20.000 y 30.000 el kilo.

Ritual

La tradición de preparar chipa para consumir principalmente el viernes santo se basa en que ese día para los católicos está vedado el consumo de carne. Con el tiempo se transformó en un motivo para reunir a los integrantes de la familia, padres, hijos, nietos, tíos, primos, abuelos e incluso vecinos.

Durante el miércoles, jueves y viernes santos se intercambian los chipás con familiares y vecinos.

La difícil situación económica, el alto costo de los ingredientes para la elaboración del chipá y la imposibilidad de reunirse como antes, debido a las restricciones por la cuarentena sanitaria, hace que numerosas familias decidan comprar ya hechos. Otros optan por adquirir las masas prefabricadas y comparten con los niños y abuelos el moldeado de los lopís, yacarés, argollas y otros.

Mientras, otros integrantes de la familia, generalmente varones, se encargan de hacer el fuego en el tatakua (horno). El tatakua es vigorosamente calentado con leña, si es posible de ramas de chircas que despide un aroma especial.

Luego el tatakua es barrido con las ramas de sapirangy que también deja un aroma característico del “chipá campaña”.

Los chipás son colocados en asaderas sobre hojas de banano que le da un sabor especial.

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