Durante la reunión, los supervisores informaron sobre sus recorridas en las diferentes áreas educativas, señalando que las escuelas cuentan con los insumos de bioseguridad y están cumpliendo con el protocolo sanitario, mientras que los alumnos están entusiasmados y los padres también, porque ya habían reclamado la vuelta a clases el año pasado.
El supervisor de la colonia Fernheim, Ernst Arnold Eitzen, dijo que “los chicos no se enferman de nada, porque ya quieren tener clases”. Solo una escuela en zona del Pilcomayo (Tuscal) no arrancó con clases presenciales debido a un problema administrativo con el docente.
Entretanto, la escuela agrícola de Mariscal Estigarribia iniciará sus clases presenciales después de la Semana Santa. Para los internados existe un protocolo “un poco más estricto”, según Miguel del Puerto, director departamental de Educación. Los internados deben ser evaluados por un equipo regional, la Codeni y el Ministerio de Salud para su habilitación, no se permite la presencia de personas extrañas en las instituciones y en un dormitorio deben haber un máximo de seis alumnos, detalló.
Varios supervisores señalaron que se construyen aulas o cocinas-comedores, pero muchas veces sin toda la infraestructura complementaria, como el mobiliario, sistema de agua, baños y pozos. Para completar esto se necesita de una segunda licitación y se pierde tiempo, señalaron. Pidieron que el abastecimiento de agua en las escuelas sea parte de una política de trabajo para el Chaco, porque a veces existen hasta tres aljibes, pero solo uno funciona, mientras los otros sirven como basurero.
Los encargados de Educación de los municipios lamentaron que muchas veces las reparaciones que necesitan no son incluidas en la micro-planificación y con el actual formato del Fonacide ya no pueden ser atendidos todos los requerimientos con este fondo.
El programa departamental de alimentación escolar tiene una nueva licitación, con apertura de sobres en abril, según Ramón Etcheverry, secretario de Educación de Boquerón.