Infiltrados empañan marcha pacífica contra el Gobierno

La Policía reprimió anoche con extrema violencia una movilización de más de 5.000 jóvenes en el centro de Asunción, quienes exigían la renuncia de Mario Abdo ante la corrupción y el colapso sanitario. La marcha pacífica derivó en feroces enfrentamientos a causa de vándalos.

Momento en que dos infiltrados atacan el vallado policial. Pese a que la multitud no acompañó el vandalismo, la Policía reaccionó con violencia contra todos a quienes alcanzaba.Archivo, ABC Color
audima

La movilización contra el gobierno de Mario Abdo Benítez fue convocada en forma espontánea y sin banderías políticas. Acudieron miles de personas, en su mayoría jóvenes que no dejaban de corear “fuera Marito”, entre otras consignas. En todo momento se trató de una fiesta cívica pacífica y casi todos los presentes usaban tapabocas.

La multitud se concentró desde las 18:00 en El Paraguayo Independiente y 14 de Mayo. Fue ahí debido a que la Policía bloqueó las arterias que rodean al Congreso. La impactante movilización alcanzaba numerosas cuadras, según se corroboró desde las alturas.

Luego de las 20:00 se produjo una breve escaramuza, causadas por dos o tres personas aparentemente infiltradas en la protesta, contra el vallado policial. Estaban encapuchados, llamaban a los jóvenes a avanzar contra el Congreso, pero nadie los respaldó.

Sin embargo, ante la menor provocación los agentes antimotines inmediatamente respondieron con una fuerza desproporcionada, lanzando decenas de disparos con balines de goma y gases lacrimógenos. El comisario Rober Núñez Vera, jefe de seguridad del Congreso, quiso justificar por nota al titular del Senado, Óscar Salomón (ANR, Añetete) la violenta reacción policial.

Las víctimas formaban parte de una multitud de jóvenes e incluso niños, quienes se dispersaron en medio de llantos de dolor en dirección de la sede de la Comandancia de Policía o la calle Palma; luego se vieron obligados a huir nuevamente a causa de que los agentes antimotines, los que conducían los camiones hidrantes y la Policía Montada, tras asegurar la zona del Congreso, salieron a perseguir y reprimir con saña a los manifestantes a lo largo del microcentro capitalino.

Se repitieron así imágenes similares a las del Marzo Paraguayo de 1999, que marcó la caída de Raúl Cubas Grau, y a las de la protesta contra la “enmienda de sangre” del 31M del 2017, manifestación esa que impidió la posibilidad de habilitar la reelección mau de Horacio Cartes.

Un carro hidrante policial incluso subió hasta la Plaza de la Democracia, arrasando varios vehículos particulares y golpeando con chorros de agua a cualquier persona. Posteriormente, más infiltrados protagonizaron todo tipo de actos de destrucción, robos y saqueos de vehículos y comercios, mientras otros manifestantes indignados se sumaban a los intentos de responder a los ataques de la Policía. Fueron incendiados residuos, hubo barricadas con fuego, cortes de importantes calles y ataques a numerosos edificios estatales y particulares.

Tregua sin balas

Cerca de las 22:00 y al grito de “sí se pudo”, manifestantes llegaron a un acuerdo con la Policía para volver a las inmediaciones del Congreso y exigir la renuncia del presidente Mario Abdo Benítez.

El ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, hizo declaraciones públicas para negar que se hayan visto avasallados por los manifestantes y señaló que intentaban apaciguar. Sin embargo, lo que ocurrió fue que la Policía se vio obligada a “rendirse” porque los agentes se quedaron sin balas y fueron sobrepasados por un grupo de encapuchados y vándalos.

Tuvo que intervenir el comisario Silvino Leguizamón para que la Policía y los manifestantes acuerden una tregua, cuando varios efectivos usaron prendas blancas como “banderas de paz”.

Según los últimos reportes, cuatro reclamantes fueron heridos y llevados al Hospital del Trauma, también una docena de policías sufrieron traumatismos diversos y cortes, informó el Hospital de Policía, donde son asistidos.

“Fuera Marito”, reclamo unánime

La manifestación convocada anoche reunió a un muy importante número de indignados que pedían la renuncia o destitución del presidente de la República Mario Abdo Benítez. Esto ante los casos de corrupción en su gobierno y el colapso del sistema sanitario en la lucha contra el covid-19, crisis que ayer en horas de la mañana derivó en la renuncia del entonces ministro de Salud, Julio Mazzoleni. También se repudió a la fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez, y se hicieron presentes miembros de la Asociación de Bares del Paraguay, recientemente amenazados por el gobierno con suspensiones.

Lo
más leído
del día