Para el procesamiento se necesita un hardware que genera gran demanda de potencia con alto consumo de energía eléctrica, con necesidades adicionales destinadas a la refrigeración de estos componentes. “El elevado consumo de energía y su incidencia en la estructura de costos de este tipo de usos, y la prácticamente nula formalidad como actividad económica activa en el país, hacen que, según lo observado, estas instalaciones recurran con mucha frecuencia a la utilización de mecanismos fraudulentos de consumo, y/o de evasión de deudas, buscando evadir los costos asociados, y su visibilidad y formalización con el Estado”, relatan.
Observan que generalmente se instalan en inmuebles alquilados, lo que les favorece en sus frecuentes mudanzas, dada la política de la ANDE de asociar la deuda de energía al inmueble y no al titular de pago.
La infraestructura requerida para su funcionamiento es mínima, ya que solo necesitan de buena conexión a internet, energía eléctrica y un galpón o contenedor refrigerado. “Si realizan el contrato con ANDE, no declaran la actividad real del suministro sino cualquier otra de la industria o comercio. En muchos casos ni siquiera formalizan como clientes, y se instalan en forma clandestina con conexiones directas sin medidor”, cuestionan.
Estas minerías de bitcoins recurren a todo tipo de métodos fraudulentos para evadir la facturación real del consumo de energía eléctrica, aplicando incluso métodos nuevos de manipulación de los medidores.
Además, evaden los cortes de energía por falta de pago, aprovechando todas las falencias e inutilidad de las acciones en ese campo, acumulando deudas por sumas millonarias. “Cuando la deuda y la cantidad de facturas acumuladas ya son insostenibles, simplemente desaparecen para instalarse en otro sitio. La mudanza resulta muy sencilla y puede hacerse en unas pocas horas, debido a su mínima infraestructura y a que el inmueble no les pertenece, dejando deudas que superan ampliamente el valor incluso de los inmuebles donde se encontraban”, detallan.
Por otra parte, realizada la inversión inicial, la actividad prácticamente ya no requiere de financiamientos externos, además de la necesidad mínima, casi nula, de mano de obra.