El sábado en horas de la mañana, don Amalio Valdez, un humilde poblador de la comunidad de Toro Pampa que se dedica al rubro de gomería, se encontraba recorriendo las calles de la ciudad, cuando en un momento dado se percató de que una mochila de color negro se encontraba en plena vía pública, frente mismo a la comisaría del lugar.
Como no encontró a ninguna persona en los alrededores, procedió a alzar la mochila y llevarla a su vivienda, donde en compañía de sus familiares procedieron a inspeccionar el interior del bolso, encontrando prendas de vestir como pantalones y un calzado perteneciente a una persona de sexo masculino.
Buscando más, se llevaron la sorpresa de encontrar la suma de G. 6 millones, pero ningún tipo de documentos personales para poder identificar a la persona que pudo haber perdido la mochila.
Don Amalio, en un gesto que siempre lo caracteriza como un hombre servicial y honrado, dijo que en ningún momento pasó por su mente quedarse con el dinero, ya que no era suyo y, por las evidencias encontradas, de seguro pertenecía a algún humilde trabajador, a quien le habrá costado bastante sacrificio juntar dicha suma.
“No queríamos que la mochila sea entregada a la persona equivocada, ya que existen muchos aprovechadores”, dijo el hombre, por lo que procedieron a compartir en varios grupos de WhatsApp que encontraron una mochila y la devolverían solo una vez que estuvieran seguros de que el que la reclamaba era el verdadero dueño.
“Por eso no dimos muchos detalles de los objetos que se encontraban en el interior de la mochila y fue una buena estrategia, ya que muchos avivados se comunicaron con nosotros reclamando como suya la mochila, pero no podían mencionar las cosas que estaban dentro”, relató.
Contó que finalmente se comunicó con él una persona de nombre Diego Rodas, un humilde peón de estancia que se dirigía a bordo de una camioneta hasta Fuerte Olimpo, procedente de la estancia donde trabaja, y que horas antes había percibido dicho monto que ahorró durante varios meses.
El hombre pudo detallar todo el contenido de la mochila, como por ejemplo que los G. 6 millones no eran en efectivo, sino que se trataba de un cheque al portador. Este hecho también se pudo corroborar con el dueño de la estancia donde trabaja este joven, quien confirmó que efectivamente había entregado ese monto en cheque a su trabajador.
Ya en horas de la tarde del mismo día sábado se apersonó hasta la vivienda del buen samaritano. Diego se mostró visiblemente emocionado por recuperar sus pertenencias y quiso agradecer de manera afectiva el gesto de don Amalio.
A pesar que que los G. 6 millones no eran en efectivo sino que se trataba de un cheque al portador, cualquier otra persona lo podría haber cambiado de manera inmediata en los comercios del departamentos, ya sea por mercaderías o pagando un pequeño porcentaje si se desea el dinero, como siempre se acostumbra a realizar por estos lugares, donde no existen bancos de plaza o financieras.
Finalmente, don Amalio dijo estar tranquilo una vez más, ya que obró de acuerdo a sus principios morales.